Desafiados a Crecer en Santidad

David Wilkerson (1931-2011)

¡Los que pasan tiempo con Jesús siempre quieren más de él! Sus corazones claman continuamente para conocer mejor al Maestro, para acercarse a él, para crecer en el conocimiento de sus caminos.

Pablo declara: “Conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3). La “medida” de la que habla Pablo significa una cantidad limitada; en otras palabras, todos hemos recibido una cantidad específica del conocimiento salvador de Cristo.

Algunos creyentes están completamente satisfechos con su “medida” inicial. Es suficiente para escapar del juicio, sentirse perdonado, mantener una buena reputación. Estas personas están en “modo de mantenimiento” y cumplen con Jesús los requisitos básicos: asistencia a la iglesia, una breve oración diaria, tal vez un rápido vistazo a las Escrituras. En resumen, evitan acercarse demasiado a Jesús. Saben que si leen gran parte de su Palabra o pasan tiempo orando, el Espíritu Santo hará demandas en sus vidas.

Pablo deseaba mucho para cada creyente: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos... hasta que todos ... [lleguemos] a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13, 15).

Pablo estaba diciendo, en esencia, “Dios ha dado estos dones espirituales para que puedan ser llenos del Espíritu de Cristo. Esto es crucial, porque los engañadores vienen a robarte tu fe. Si estás arraigado en Cristo y maduras en él, ninguna doctrina engañosa te afectará. Sin embargo, la única forma de crecer hasta tal madurez es buscando más de Jesús”.

Muchos creyentes prefieren un evangelio que sólo hable de gracia, amor y perdón, es decir, maravillosas verdades bíblicas, pero según Pablo, esta no es la vianda que requiere una vida madura. No crecerás a la estatura completa en Cristo si te niegas a escuchar un evangelio que te provoca buscar al Señor y caminar en su santidad.

Cuanto más alguien está con Jesús, más se vuelve como él, en pureza, santidad y amor. A su vez, su andar puro produce en él una gran valentía para Dios.

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