DIOS ESTA TRABAJANDO

David Wilkerson

En 1986 caminé por Times Square en la ciudad de Nueva York, llorando y lamentándome a causa de todo el mal que vi en las calles. Volví a mi casa en Texas y seguí llorando y lamentándome por más de un año. Entonces Dios dijo: “David, anda y haz algo respecto de toda esa ruina.”

Yo había ido y había visto la destrucción, pero…¡No estaba completamente quebrantado hasta que fui movido por la esperanza de comenzar a reconstruir el muro!

¿Has comenzado a “ver la ruina” en tu propia vida? Al igual que David, ¿Has pecado trayendo reproche a Su nombre? ¿Existe alguna brecha en tu pared, algo que no ha sido reparado?

Amado, es bueno caer sobre la Roca (Jesús) y ser destrozado, ser roto en pequeños pedazos. Cuando ves a Cristo en toda Su gloria, la visión de él te hará pedazos. ¡Incluso las cosas buenas de ti: el talento, la eficiencia y todas tus habilidades, se harán añicos cuando estés de pie delante de Él, inútil y agotado!

Daniel dijo: “Y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno” (Daniel 10:8). El quebrantamiento significa la total destrucción de toda la fuerza y capacidad humana. ¡Es reconocer plenamente la realidad del pecado y de la afrenta que trae al nombre de Cristo!

Sin embargo también significa reconocer esto: “ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora” (Daniel 10:11). Es la profunda convicción de que las cosas cambiarán, que vendrá sanidad y restauración. ¡Tus ruinas serán restauradas por Dios!

Es una fe santa que dice: “¡Dios está obrando en mí! Satanás no puede retenerme. Yo no voy a deteriorarme ni a caer. Mi pecado me ha herido, pero me he arrepentido. ¡Ahora es tiempo de levantarme y reconstruir!”

Hasta que no te apoderes de esta esperanza, celo y determinación, no superarás la etapa de las lágrimas. Tu vida todavía puede parecer un montón de escombros, con montículos de suciedad y lugares deteriorados que necesitan reparación. Pero recuerda que tú tienes Su espada en tus manos. ¡Y sobre ti hay un gran letrero puesto por la propia mano del Señor que dice: “DIOS TRABAJANDO!”.