¡No es por la espada del hombre!
El Nuevo Pacto de Dios con nosotros puede resumirse en una poderosa declaración: ¡Es su irrevocable promesa librar a su pueblo del dominio del pecado - a través del poder del Espíritu Santo!
Este nuevo pacto elimina todos nuestros esfuerzos inferiores de complacer a Dios por medio de la carne. Es el fin de todos nuestros empeños de vencer al pecado, ya bien sea por nuestra determinación, fuerza, razón o cualquier otro medio de la carne. En resumen, el Nuevo Pacto de Dios nos quita la presión a nosotros -¡Y la pone toda en él!
Por medio de este pacto, el Señor dice: "Ya no te pediré que me traigas un corazón piadoso. Por el contrario, quitaré tu corazón de piedra - y pondré en ti un corazón nuevo, uno que tenga anhelo por mí. ¡Yo haré que ansíes y hagas mi voluntad por medio del poder de mi Espíritu!"
En términos sencillos, el Nuevo Pacto es el fin del "yo puedo" en el hombre. Este es el hombre en nosotros que dice: "Yo lo puedo todo en mi poder y mi fortaleza. Si tuviera suficiente tiempo para orar y estudiar la Biblia - si tan sólo pudiera resolver todos mis problemas - entonces podré hacer cambios en mi vida."
El Nuevo Pacto de Dios le dice adiós a ese viejo hombre del "yo puedo" - y presenta al "nuevo hombre" que dice: "No puedo hacer nada por mi propio esfuerzo. No tengo el poder para efectuar cambio alguno en mi vida. ¡Pero todo lo puedo a través del poder del Espíritu Santo!"
Una de las cosas más importantes que aprendí en mis estudios del Nuevo Pacto es que es el secreto para obtener una vida victoriosa en los últimos días. A medida que la venida de Cristo se acerca, el diablo abrirá las compuertas del infierno contra los hijos de Dios. Él dejará libre poderes demoníacos, tales como el mundo nunca ha visto.
Esto ya está sucediendo dentro de la iglesia. Satanás ya se ha infiltrado dentro de la iglesia mediante mentiras sutiles, doctrinas falsas y enseñanzas demoníacas - y cristianos sin discernimiento se las están creyendo todas. En este momento, miles de engaños y herejías están girando como un torbellino dentro de la iglesia. Y te pregunto - ¿cómo será posible que los creyentes puedan estar firmes en tales tiempos?
El Señor nos contesta prometiendo que él mismo se hará cargo del problema. Nos asegura: "No tengas miedo. Yo voy a tomar este asunto en mis manos. Yo te daré poder en contra de todo ataque del enemigo. ¡Y lo haré por medio de mi Nuevo Pacto contigo!"
Tan pronto comencé a estudiar el Nuevo Pacto pude ver las verdades gloriosas saliendo del trato de Dios con Israel en el Antiguo Testamento. Pablo declara: "Estas cosas les acontecieron como ejemplos y están escritas para nuestra instrucción, para nosotros sobre quienes ha llegado el fin de las edades" (1 Co.10:11). Yo sentí del Señor preguntándome: "David, ¿quieres las llaves de la victoria? ¿Quieres saber cómo vencer el pecado, la carne y al diablo? ¿Quieres saber cómo batallar con el enemigo? Entonces ve al Antiguo Testamento y aprenderás de los ejemplos que allí hay. ¡Los he guardado para ti, de manera que puedas aprender las lecciones de santidad!"
En la noche de la Pascua, ni un solo israelita estuvo en peligro de muerte cuando el ángel de la muerte arrasó a Egipto. Todo hombre, mujer y niño de Dios descansó seguro y sin riesgo bajo la cubierta de la sangre que cubría los portales de las puertas de sus hogares. Este cuadro de seguridad del Antiguo Testamento representa el poder de protección de la sangre de nuestro Señor sobre sus hijos hoy en día. Como cristianos, tenemos que creer y confiar que tenemos la sangre de Cristo derramada en los portales de nuestros corazones.
La confianza de Israel en la sangre del cordero sacrificado cumplió muchas cosas en sus vidas. No sólo los protegió del ángel de la muerte, sino que también los sacó de Egipto y los libró de la esclavitud del Faraón. Sin embargo, había otros enemigos de los cuales Israel tenía que librarse. Y hoy de igual manera, nuestra confianza en la sangre de Cristo va más allá que el obtener la salvación para la eternidad. También concierne descansar en el poder de Dios para librarnos de toda la fortaleza del enemigo.
Por favor, no me mal interpreten. Si tú eres salvo - viviendo bajo la cubierta de la sangre de Cristo, confiando por fe en su sacrificio en la cruz por ti - eso es absolutamente maravilloso. Pero, ¿qué hay de tu batalla constante con el poder del pecado que hay dentro de ti? ¿Qué hay de tu vicio oculto, habitual y dominante? ¿Qué hay del león rugiente que busca devorarte? ¿Qué poder tienes para batallar con estos enemigos de tu alma?
El hecho es, que aunque hayamos sido salvos y asegurados por la sangre de Cristo, aún estamos enfrascados en una batalla contra principados, poderes satánicos y huestes de maldad. Y tenemos que clamar el poder que está disponible a nosotros a través del Nuevo Pacto. ¡Pero ese poder sólo viene por fe!
El profeta Isaías advirtió a Israel que no había posibilidad de victoria para ellos si trataban de pelear con su adversario en su propia fuerza. Isaías 31 describe un cuadro perfecto de la futilidad de tratar de batallar con el enemigo en nuestra habilidad humana. Yo creo que este capítulo es tipo y sombra de la ineficiencia de nuestros esfuerzos en la actualidad para derrotar la lujuria, hábitos y pecados dominantes, confiando en ideas y ayudas humanas.
Cuando Isaías escribió este mensaje de admonición, el rey Senaquerib y el ejército asirio ya habían marchado a través de Judá. Habían capturado la mayor parte de las ciudades a su paso, y planeaban sitiar a Jerusalén. En Hebreo, la palabra Senaquerib significa "exitoso". Y Asiria significa "pecado en aumento". En conjunto, estas palabras proveen una imagen del enemigo malvado que estaba siendo exitoso en contra del pueblo de Dios.
De hecho, Asiria representa todo espíritu demoníaco pecaminoso y lujurioso que nos ataca. Y Senaquerib es el mismo diablo convencido que tendrá éxito en derrotarnos e infligirnos desesperación. Creo que Dios quiere demostrarnos por medio de este capítulo cómo el diablo y sus huestes de maldad están trayendo innumerables e intensas tentaciones en contra de la iglesia - ¡con intensidad y mucho éxito!
Este capítulo es también un ejemplo para nosotros de como el pecado aumentará en los últimos días. Las Escrituras nos dice como la sociedad irá de mal en peor, y como la iglesia será inundada con engaños y doctrinas de demonios. Creo que lo estamos viendo en la actualidad. Huestes demoníacas se han infiltrado en todos los medios de comunicación y toda forma de tecnología, abarrotando nuestra cultura con sensualidad, nudismo y perversión de toda clase. Como fue profetizado en Apocalipsis 12:15, Satán: "...echó de su boca agua como un río, tras la mujer..."
Ezequías era el rey de Israel cuando Senaquerib y los asirios llegaron. Y mientras miraba al enorme ejército que rodeaba la ciudad, su viejo hombre de "yo puedo" salió a relucir en él. El rey pensó que con un poco de tiempo, estrategia y ayuda del exterior, los israelitas podrían librarse ellos mismos de esta terrible situación. Él pensó: "Estamos enfrentando una situación muy opresiva. Asiria es un poderoso enemigo. Pero creo que todo lo que necesitamos es un poco de ayuda militar. Probablemente podamos aguantar ese ejército hasta que consigamos que alguien nos ayude."
De manera que Ezequías envió una delegación de emisarios a Egipto llevando regalos de oro y plata con el propósito de contratar su ejército para ayudar a combatir los asirios. Él pensó que con la caballería egipcia, sus carruajes y su infantería, Israel podía hacer retirar a los asirios.
Ahora bien, puedes pensar que sencillamente a Israel le faltaba fe en medio de esta situación. ¡Pero Dios catalogó sus acciones como una rebelión! Isaías escribe: "¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda! Buscan apoyo en los caballos; confían en los carros de guerra, por ser numerosos y en los jinetes, por ser muy poderosos. Pero no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!" (Is. 31:1). Dios estaba diciendo: "¡Te has rebelado en mi contra! Tú sabes que yo soy tu única fuente de victoria. ¡Sin embargo, has rehusado venir a mí!
Israel representa al creyente que deposita toda su fe en la carne. Isaías escribe: "Los egipcios son hombres, no dioses. Sus caballos son carne, no espíritu..." (Is. 31:3). El profeta dice en esencia: "Tú crees que puedes liberarte por ti mismo del enemigo por tu propio poder. Crees que la victoria está en tu propia fuerza, intelecto y habilidad. ¡Sin embargo, estás confiando en la carne! Regresa ahora a tu Señor. ¡Él es tu única esperanza de liberación!
Al igual que Israel, muchos cristianos hoy en día recurren a cosas hechas por el hombre en un intento de alcanzar la victoria sobre la carne. Un ejemplo notorio es el vasto número de libros de "ayuda propia" que se encuentran en las librerías cristianas. Literalmente, miles de libros prometen maneras seguras de como mejorar nuestro "yo" y aquietar y subyugar nuestra carne. De hecho, a dondequiera que vamos se nos ofrecen opciones carnales para todas nuestras necesidades. Las iglesias prometen reuniones ungidas de avivamiento en donde podemos satisfacer todas nuestras necesidades bien sea por la oración, o por la imposición de manos. Evangelistas ofrecen liberación instantánea, sanidad instantánea, y palabra instantánea, de Dios.
La verdad es que Dios le dio a Israel la opción de escogerlo a él o a la carne en medio de su situación. Él dijo: "Anda, escoge y haz tu voluntad. Busca dentro de tu hombre interior y saca tus fuerzas y habilidades. Estudia bien tus libros y planea tu estrategia, haz todo lo que sabes hacer. ¡Pero aún así, te estás apoyando en la carne! Nada de lo que hagas funcionará. ¡Ninguno de tus esfuerzos te traerá un momento de victoria!"
Marshall Applewhite, el líder de "Heaven's Gate," la secta que cometió suicidio en masa en marzo de 1997, esperaba ser tomado por una nave espacial para ser llevado a "un nivel más alto" de existencia. Te pregunto: "¿por qué alguien creerá en esa fantasía?" Creo que había una razón muy trágica detrás de todo esto.
Este hombre era hijo de un pastor presbiteriano. Como adulto fue miembro de la iglesia y director del coro. Se casó, tuvo dos hijos y fue considerado como un gran padre de familia por todos los que le conocían. Pero Applewhite tenía un problema que no podía resolver - una tendencia muy marcada a ser homosexual.
El vivía con complejo de culpa, miedo, y condenación, rugiendo dentro de él. Consultó con doctores y psiquiatras diciéndole que estaba siendo impulsado por una "bestia" que tenía control absoluto sobre él. En una ocasión, hasta se hospitalizó con la esperanza de ser "curado". Este hombre trató lo indecible para deshacerse de sus deseos homosexuales. Pero nada de lo que hizo lo liberó de su tendencia.
Años más tarde, después que Applewhite abandonara a su familia, inició un grupo que llamó "The Overcomers" (Los Vencedores). Este grupo enseñaba la abstinencia sexual y Applewhite esperaba que el estilo de vida que predicaban lo liberaría. Pero no fue así. En informes recibidos se decía que el mismo se había castrado para liberarse de su demonio. De los otros 38 que murieron en el suicidio masivo, una tercera parte de ellos estaban castrados en su esfuerzo desesperado por liberarse del dominio del "pecado."
Puede que sintamos repulsión por las prácticas del culto de Applewhite y por el suicidio en masa que él instigó. Pero lamentablemente, miles de cristianos hoy en día, también están peleando batallas que están perdiendo en contra de hábitos de vida y lujurias. El pecado ha tomado dominio sobre muchos en la iglesia, aún aquellos que gimen y oran por liberación. Su clamor es profundo y claro: "¡Miserable hombre de mi! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Ro.7:24). "...lo que aborrezco, eso hago" (verso 15).
Mientras más estudio la palabra de Dios, más claramente comprendo: Todo esfuerzo humano en busca de liberación del pecado está destinado a fallar. Y Dios nos dejará sufrir una y otra vez hasta que estemos totalmente convencidos que debemos morir a todos los esfuerzos de la carne.
Cuando Israel trató de derrotar al poderoso enemigo mediante el poder humano, Dios inmediatamente impugnó este esfuerzo: "...tropezará el que da la ayuda, y caerá el que la recibe. Todos ellos serán exterminados juntos" (Is. 31:3). La palabra de Dios declara sin lugar a dudas que toda victoria depende de él solamente. Sólo él tiene el poder para librarnos de nuestros enemigos.
Puedes tener una voluntad santa, un sólido trasfondo moral y una mente sin contaminación. De hecho, puedes ser una de las personas más santas que camina en esta tierra. Pero ningunos de estos atributos son armas efectivas para combatir los poderes del infierno. La Biblia dice que ningunos de los poderes o habilidades humanas funcionan contra el diablo. ¡Siempre fracasarás por tus propios esfuerzos!
Si estás en medio de una lucha abrumadora, debes aprender la palabra que Dios le dio a Zacarías: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zac. 4:6). Tu victoria nunca vendrá por la espada del hombre - ¡y menos la tuya!
Isaías escribe: "Entonces Asiria caerá a espada, pero no de hombre. Lo consumirá la espada, pero no de ser humano. El huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán sometidos a trabajo forzado" (Is. 31:8). El profeta está diciendo que una espada derrotará a los asirios. Pero, ¿qué clase de espada será, si no es la de Israel?
En el libro de Apocalipsis el apóstol Juan menciona la espada sagrada del Señor: "De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones,..." (Ap. 9:15). Aquí Juan habla de Cristo diciendo: "¡Una penetrante y victoriosa espada saldrá de la boca de nuestro Señor!"
Al asociar esta espada con la boca de Cristo, Juan está diciendo que nuestra arma efectiva en la batalla contra nuestros enemigos será la voz del Señor. De hecho, esta es la misma imagen que usa Isaías para describir como Dios derrotará a los asirios: "Porque Asiria será hecha pedazos a causa de la voz de Jehová; con un palo la golpeará" (Is. 30:31).
Isaías está diciendo: "Tu Señor promete pelear por ti. Él dará a conocer su voz y pondrá todos tus enemigos a huir. "Entonces Jehová hará oír su potente voz, y dejará ver el descenso de su brazo con furor de ira y con llama de fuego consumidor, con lluvia violenta, torrente y piedras de granizo" (Is. 30:30).
Seguidamente Isaías usa la figura de un ave para ilustrar el poder protector de Dios para con su pueblo: "Como los pájaros que vuelan, así defenderá Jehová de los Ejércitos a Jerusalén. La defenderá y la auxiliará, la preservará y la rescatará" (Is. 31:5). El significado de este verso en hebreo es: "Así como la gallina se pavonea sobre sus crías, así hará Jehová, Dios de los ejércitos, esparcirá sus alas sobre Jerusalén."
Dios le estaba diciendo a Israel "Si quieres ser protegido del asalto del enemigo, entonces refúgiate bajo mis alas. Yo te daré seguridad cubriéndote de la manera que una gallina cubre a sus polluelos. ¡No tienes que vivir en temor de tus enemigos de ahora en adelante!
Déjame preguntarte: ¿Estás en medio de una gran batalla en estos momentos? ¿Estás enfrentando a un enemigo que es muy poderoso para ti? Si es así, ¿cómo esperas mantenerte puro, fiel, cristiano, mientras otros alrededor tuyo caen a diestra y siniestra? ¿Cómo vas a obtener la victoria sobre tus lujurias y tentaciones cuando Satanás te ataca como un león rugiente?
Dios sólo pide que depongas tu espada - y que confíes en él, que el cogerá su espada para tu beneficio. Él quiere que tu lo reconozcas y digas: "Señor, sé que la batalla no es mía. ¡He fallado tantas veces! Ahora vengo a ti en fe. Ayúdame Dios mío. ¡Líbrame de estos abrumantes enemigos!
Egipto nunca respondió al pedido de ayuda de Israel. La nación que una vez fue poderosa vino a ser una caña rota. Mientras tanto, Senaquerib y el ejército asirio había rodeado a Jerusalén. Y en ese momento Ezequías decidió: "No vamos a apoyarnos en el brazo de la carne esta vez. ¡Vamos a hacerlo todo a la manera de Dios!"
Inmediatamente, el rey se humilló y buscó a Dios en oración: "Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa de Jehová" (Is. 37:1). Ezequías confesó: "Señor, yo sé que no tengo nada que darte excepto mi fe. Yo no puedo pelear con Senaquerib. Estoy desvalido, aún en mi propia fuerza. Señor, todo tiene que venir de ti. Así, ¿qué haremos ahora? Estamos rodeados por nuestros enemigos. ¡Por favor, danos tu dirección!"
Ezequías sabía que Isaías tendría la palabra de Dios para guiarlos. Así que esta vez envió sus emisarios al profeta. Estos hombres dijeron a Isaías: "Este día es día de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz" (verso 3). En otras palabras: "Esta vez queremos hacer todo según Dios. Pero tienes que saber que estamos extremadamente débiles. Nuestras defensas están exhaustas, sin reservas. ¿Qué haremos?
Isaías tenía la palabra de Dios para ellos. El profeta dijo: "...No temas por las palabras que has oído, ...haré que en su tierra (Senaquerib) caiga a espada" (versos 6-7). Dios estaba diciendo: "Cualquier enemigo tuyo es ahora mi enemigo - ¡porque me has entregado tu batalla! Si alguien habla en tu contra, te hiere o abusa de ti, es un ataque contra mí. ¡Y yo me haré cargo de ese enemigo sea mortal o sea demoniaco!
"...No entrará en esta ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con escudo, ni construirá contra ella terraplén" (verso 33). Dios dice: "Otros estarán cayendo a tu alrededor, pero eso no significa nada. Tú andarás en pacto conmigo. ¡Y he prometido hacer batalla contra todo enemigo que te ataque!"
Creo que Dios tiene un gran sentido del humor - porque envió un solo ángel para poner el ejército asirio a la fuga. La Escritura dice: "Entonces salió el ángel de Jehová e hirió a 185,000 en el campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos ellos eran cadáveres" (verso 36).
¡Que vista espectacular debió haber sido aquella! Esa mañana los asirios se levantaron para encontrar más de 185,000 de sus compañeros muertos - sin trazo alguno en sus cuerpos de haber sido heridos. ¡Y todo esto sucedió sencillamente porque los israelitas se humillaron y buscaron a Dios!
La Biblia nos dice que los asirios huyeron de Judá. "Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió..." (verso 37). No sólo los enemigos de Israel fueron esparcidos, sino que también Dios se aseguró que fueran destruidos. La Escritura nos dice que poco tiempo después Senaquerib fue asesinado por sus dos hijos mientras este adoraba en su templo pagano. (verso 38).
¡Qué tremenda demostración nos ha dado Dios de su poder para librarnos de nuestros enemigos en nuestra carne! El enemigo puede dispararnos flechas ardientes, pero éstas no darán en el blanco. Satanás podrá atacarnos ruidosamente con un ejército de lujurias y tentaciones, pero a la postre él huirá. Dios ha declarado: "¡Yo defenderé a todo hijo mío que confíe en mí lo suficiente como para deponer de su propia espada!
Amado santo, el Señor urge de ti: "Únete a mí en medio de tus batallas. Tu victoria es toda cuestión de fe en el poder de Dios y su voluntad para librarte. Cuando el enemigo te abruma, te oprima, ven a mí y desahógate conmigo. Búscame de todo corazón y yo daré la batalla por ti. Yo te protegeré mientras andes en pacto conmigo. Tu parte es simplemente humillarte ante mí, creer firmemente las promesas de mi pacto y buscar mi rostro. Entonces recibirás dirección por medio de mi palabra. ¡Y verás a todos tus enemigos huir de ti! Tu único camino para alcanzar la victoria total es por la fe que mantengas en los tiempos de crisis!"
La batalla nunca es nuestra. ¡Es siempre del Señor! Fe y sólo fe - fe en la promesa de Dios para librarte de caer, que pondrá en ti la voluntad de hacer lo correcto - este es el camino a una libertad gloriosa.