¡PELEA!

David Wilkerson

Cada creyente es desafiado a permanecer en las Escrituras hasta que el Espíritu Santo haga que las promesas de Dios parecieran saltar de las páginas hacia él o ella personalmente. Podemos saber cuándo sucede eso porque vamos a escuchar la voz suave y apacible del Espíritu, susurrando: "Esta promesa es tuya. Es la Palabra de Dios dada sólo para ti, para que atravieses los tiempos difíciles”. Estoy convencido de que no se puede luchar la batalla de la fe sin oír la se fura y firme voz del Señor para ti.

SU PALABRA PERSONAL

Cuando David cayó en derrota, se alentó a sí mismo, volvió a su lucha e inmediatamente actuó en fe. Cuando regresó a su espíritu de lucha, mandó traer algo conocido como el efod. Este era un tipo de prenda que incluía dos piedras guardados en el pectoral del sacerdote. De vez en cuando Dios hablaba a través del efod y David estaba determinado a obtener una palabra de dirección del Señor.

“Y dijo David al sacerdote Abiatar…Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el efod a David. Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar?” (1 Samuel 30:7–8, cursivas añadidas).

RECIBIENDO LA DIRECCIÓN DE DIOS

Considera lo que David hizo aquí. Después de haber llorado, y después de haber recuperado su lucha, este hombre fue directamente a sus rodillas. El Señor le dio la palabra de dirección que necesitaba:

“Él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos” (30:8, cursivas añadidas).

La dirección de Dios para David fue: "Anda. Serás victorioso". En otras palabras: “¡Lucha!”