¿Cómo Es que Dios Hace Adoradores?
En medio de su prueba, Dios le dijo a Israel que hiciera tres cosas: “No teman. Estén quietos. Vean la salvación del Señor”. Su llamado a Israel fue: “Yo voy a pelear por ustedes. Ustedes sólo deben mantener la paz. Sólo estén callados y pónganlo todo en mis manos. En este momento, estoy haciendo una obra en el reino sobrenatural. Todo está bajo mi control. Entonces, no entren en pánico. Confíen en que yo estoy luchando contra el diablo. Esta batalla no es de ustedes” (ver Éxodo 14:13 y 14).
Pronto anocheció sobre el campamento. Este fue el comienzo de la noche oscura y tormentosa de Israel. Pero también fue el comienzo de la obra sobrenatural de Dios. Él envió un ángel protector impresionante para que se interpusiera entre su pueblo y su enemigo.
Querido santo, si eres un hijo de Dios comprado con sangre, él ha puesto un ángel guerrero entre tú y el diablo. Y él te manda, tal como le dijo a Israel: “No temas. Quédate quieto. Cree en mi salvación”. Satanás puede venir contra ti respirando todas las amenazas del mal, ero en ningún momento de tu noche oscura y tormentosa el enemigo podrá jamás destruirte.
“Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche” (Éxodo 14:21).
¡Qué tormenta debe haber sido! Y, ¡qué momento terrible tuvo que ser para Israel! Les pregunto, ¿qué estaba haciendo Dios aquí? ¿Por qué permitiría que una tormenta de viento tan terrible continuara toda la noche? ¿Por qué no le dijo a Moisés que tocara el agua con su manto y separara las olas de manera sobrenatural? ¿Qué posible razón tenía Dios para permitir que ocurriera esta terrible noche?
Sólo había una razón: el Señor estaba haciendo adoradores. Dios estuvo obrando todo el tiempo, usando la terrible tormenta para abrir un camino para que su pueblo saliera de la crisis. Sin embargo, los israelitas no pudieron verlo en ese momento. Muchos se escondían en sus tiendas. Pero los que salieron presenciaron un glorioso espectáculo de luces. También contemplaron la gloriosa vista de las olas que se elevaban, poderosos muros de agua que se levantaban para formar un camino seco a través del mar. Cuando la gente vio esto, debió haber gritado: “Mira, Dios ha usado el viento para abrirnos un camino. ¡Alabado sea el Señor!”