¿ES ÚNICA TU BATALLA?
¿Estás siendo presionado por todos lados y probado más allá de tu capacidad de resistencia? ¿Se ha agotado tu fortaleza dejándote a punto de darte por vencido? Si este es el caso, ¿cuál es tu camino hacia la victoria? Yo puedo decirte cómo Dios continúa sacándome.
En primer lugar, no pienses que estás experimentado alguna batalla extraña y única. ¡Por el contrario! estás en buena compañí. ¿Recuerdas a Job, a Jeremías, a Elías, a David, a Pablo? Lo que tú estás atravesando ha sido común a otros creyentes durante siglos.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).
En segundo lugar, cuando pienses que ya no puedes dar otro paso ni soportar una hora más, con todo lo que hay dentro de ti, clama a Dios: “¡Señor, ayúdame!” Luego, considera el consejo del salmista:
“A Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque contra mí haya muchos” (Salmos 55:16-18).
“Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos…en mi angustia invoqué a Jehová y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su Templo y mi clamor llegó hasta sus oídos” (Salmos 18:3, 6).
“Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste” (Salmos 30:2).
Y he aquí un versículo clave: “Porque él librará al menesteroso que clamare y al afligido que no tuviere quien le socorra” (Salmos 72:12).
¡Jesús ha enviado a su Espíritu Santo para que sea tu ayudador y Él no hará oídos sordos a tu clamor de ayuda!