¿ESTÁ CAMBIANDO MI CORAZÓN?
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2 Corintios 13:5).
La palabra griega para “examinar”, aquí significa “escrutar, evaluar”. El apóstol Pablo dice: “Pruébate a ti mismo para ver si estás caminando de acuerdo con la Palabra de Dios”. Constantemente debemos preguntarnos: “¿Estoy cambiando? ¿Me estoy volviendo más amoroso y tierno? ¿Mi conversación se está volviendo más justa? ¿Todavía me quejo o estoy empezando a hablar palabras de fe que edifican? ¿Estoy intentando conscientemente agradar a Jesús?”
Deberíamos tomar este asunto del autoexamen muy en serio. Si eres cristiano, y aún eres apático sobre tu crecimiento espiritual, entonces no has permitido que el Espíritu de Dios haga su obra en ti. Pregúntate si cada día estás más entusiasmado con Jesús y con su iglesia. ¿O tienes rencor, resentimiento, raíces de amargura?
Es posible que experimentes crecimiento en muchas áreas de tu vida y, sin embargo, sigas siendo un niño en otras áreas. Aquí hay una prueba fácil para evaluar si el crecimiento espiritual está o no ocurriendo. Simplemente pregúntate: “¿Tengo sed? ¿Deseo más de Jesús y su santidad?” Si la respuesta es sí, puedes estar seguro de que estás creciendo, porque la Palabra promete: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6).
¿Quieres crecer espiritualmente? Si es así, pídele al Espíritu Santo que haga brillar su luz sobre cualquier área de debilidad o pecado en tu vida y clama a él: “Señor, te amo y deseo conocerte más. Quiero estar a la altura de tu Palabra. ¡Por favor, ayúdame a comprender por fe que tú estás obrando en mí, permitiéndome crecer espiritualmente!”
No olvides que Dios está a tu lado ahora mismo, incluso si estás en una tormenta. Él está regando tu espíritu, alimentando tu alma, poniendo fuertes raíces en ti, ¡ayudándote a crecer en él!