¿ESTÁS DESEANDO CAMBIAR DE DIRECCIÓN?

David Wilkerson (1931-2011)

¿Qué pasó con el arrepentimiento? Rara vez escuchamos dicha palabra mencionada en la mayoría de las iglesias en estos días. Muy pocas veces, los pastores llaman a su congregación a dolerse por haber herido a Cristo con su maldad. En lugar de ello, el mensaje que escuchamos hoy en muchos púlpitos es: “Sólo cree. Acepta a Cristo y serás salvo”. El texto usado para justificar este mensaje se encuentra en Hechos 16:30-31: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.

El primer mensaje que Jesús entregó después de salir de la tentación en el desierto fue el mensaje de arrepentimiento: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).

Jesús dice de su misión: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9:13). Y él dijo a los galileos: “Os digo ... si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3). ¡Todo el evangelio de Jesús fue acerca del arrepentimiento!

Juan el Bautista también predicó el arrepentimiento. Su mensaje a los judíos fue simple y directo: “Vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:1-2).

La gente venía de todas partes para escuchar a Juan predicar y les decía, con palabras certeras: “¡El mesías pronto aparecerá entre ustedes, así que será mejor que estén listos para conocerlo! Pueden sentirse emocionados de que él venga, pero les digo que sus corazones no están preparados porque todavía están aferrándose a sus pecados”.

Juan estaba advirtiendo a las personas que tenían que lidiar con sus pecados antes de poder seguir al Salvador. El significado pleno y literal de la palabra “arrepentirse” en el Nuevo Testamento es “sentir remordimiento y reproche por los pecados de uno, en contra de Dios; ser contrito; querer cambiar de dirección”.

 “La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación” (2 Corintios 7:10). La verdadera tristeza produce al arrepentimiento, ¡y esto hará que quieras cambiar!