¿Estás Evitando la Comunión con Jesús?
¿Cómo te sentirías si cocinaras una comida maravillosa, invitaras a los que dijeron que vendrían, y luego, después de que todo estuviera preparado y listo para ser servido, nadie apareciera? La mayoría de nosotros nos sentiríamos bastante rechazados y decepcionados. Sin embargo, esto es lo que sucedió en esta parábola que Jesús les habló a sus discípulos en Lucas 14.
“Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos” (Lucas 14:16). La narración continúa mostrando que cuando todo estaba listo, el sirviente del hombre salió a convocar a la gente. Pero en lugar de estar ansiosos por participar del evento, todos tuvieron una excusa y se negaron a asistir.
Esta parábola es importante porque Jesús es el anfitrión, la fiesta de la que se habla es el evangelio y la mesa que se sirve es la cruz. La invitación de Jesús es para todos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
En pocas palabras, nuestro Señor nos está invitando a tener intimidad con él. Nos han instado a venir a su presencia para cenar con él, conocerlo y disfrutar de su compañía. Él dice: “Ven y encuentra tu mesa. Todo está listo ahora y hallarás plena satisfacción en mí”.
De hecho, toda nuestra hambre, todo lo que tiene que ver con la santidad y la piedad, está envuelto en Jesús. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). La mesa ha sido servida. ¡La cena está lista!
Muchos creyentes encuentran todo tipo de razones para evitar tener una comunión más cercana con Jesús. Tienen mucho tiempo durante la semana para ir constantemente aquí y allá por su familia. Pueden ser sus hijos, actividades comerciales o ambiciones profesionales. La lista continúa. Pero cuando llega el momento de las cosas del Señor, les queda poco tiempo. Esta es una forma peligrosa de vivir.
Como un verdadero amante de Jesús, debes proteger tu tiempo con él. Considera como una intrusión cualquier cosa que te robe tu tiempo precioso en la presencia de Jesús.