¿Qué Hay en tu Corazón?
A medida que leemos la epístola de Pablo a los efesios, vemos cómo los felicita extensamente. Se dirige a ellos como “fieles en Cristo Jesús… [bendecidos] con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:1, 3).
Pablo agrega que son un pueblo perdonado; y ora para que tengan “espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis… cuál [es] la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos” (1:17-19).
En el libro de Apocalipsis, Jesús también felicita a los cristianos de Efeso: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia” (Apocalipsis 2:2). En otras palabras, “Sé todas las cosas buenas que suceden en tu vida. Eres diligente en las buenas obras; y eso es muy loable”.
Jesús continúa felicitándolos, señalando: “No puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos” (2:2). Él dice, en esencia, “Aborreces el pecado con pasión; y no lo toleras en tu vida, tu hogar o tu iglesia. No has sido sacudido por todas las últimas enseñanzas de la carne, y eres capaz de juzgar correctamente a los falsos maestros y falsos profetas”.
Es obvio que los efesios no son sólo un grupo de novatos o creyentes tibios. Sin embargo, Jesús señala que algo está profundamente mal cuando dice: “Veo todas tus obras: tu odio por el pecado, tu amor por la verdad, tu valentía por la justicia, y, sin embargo, de alguna manera en todas tus labores has permitido que tu afecto por mí disminuya” (Ver Apocalipsis 2:4).
¡Esto debería agarrarse de tu alma! A medida que trabajas fielmente para él y practicas una vida justa, pregúntale al Señor: “Jesús, ¿he perdido mi primer afecto por ti?”. Una buena medida de esto se puede encontrar al observar de cerca lo que hay en tu corazón en este momento. ¿Cómo pasas tu tiempo? ¿Qué te roba el tiempo de calidad a solas con él? ¿A qué le das prioridad?
¡Vuelve a tu primer amor hoy! Pídele a tu Padre la gracia y fortaleza para proteger tu afecto por Cristo, tu Señor y Salvador.