¿Qué Historia Cuenta tu Semblante?
El rey David declara confiadamente: “Aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Salmos 42:11). Él repite exactamente la misma declaración en Salmos 43:5.
Tu rostro es un panel publicitario que anuncia lo que está sucediendo en tu corazón. Toda la alegría o la agitación que hay dentro de ti se refleja en tu semblante: tu expresión facial, tu lenguaje corporal, tu tono de voz. Por ejemplo, cuando la mente de uno está cargada de los afanes de la vida, los hombros pueden encorvarse, las cejas pueden fruncirse, la cara puede verse decaída.
Muchos de nosotros debemos tener cuidado con nuestra expresión facial porque podríamos estar enviando un mensaje equivocado al mundo. Tu rostro es el índice de tu alma y refleja lo que está sucediendo dentro de tu corazón.
De hecho, ¡la presencia misma de Cristo en tu corazón tiene un impacto directo en tu rostro! También afecta tu caminar y tu conversación. La preocupación también puede endurecer la cara de una persona, tanto como el pecado grave. Todos sabemos que como cristianos no debemos preocuparnos: nuestro Señor es plenamente consciente de todas nuestras necesidades y problemas, y, sin embargo, a veces nos estresamos.
¿Qué le dice tu rostro a una generación perdida y confundida? Cuando Esteban se paró ante hombres hostiles y enojados en el Sanedrín, “su rostro [brillaba] como el rostro de un ángel” (Hechos 6:15). En medio de estos incrédulos, Esteban se puso de pie con el brillo de Jesús sobre él y la diferencia fue clara para todos. En contraste, estos hombres en el consejo de la sinagoga estaban tan enojados con Esteban que “crujían los dientes contra él” (7:54). “El hombre impío endurece su rostro” (Proverbios 21:29). El pecado y la ira se reflejan en el semblante de uno tan claramente como la alegría y la paz.
Como hijo de Dios, tú sabes que el Señor tiene cuidado de ti y te ama incondicionalmente (1 Pedro 5:7). Su corazón se mueve hacia ti en todo momento y puedes caminar en gloriosa libertad. ¡Eso debería levantar tu semblante!