ÉL ES GALARDONADOR
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Todos deseamos apropiarnos de las promesas de Dios, no sólo para nuestro bienestar y bendición, sino también para agradarle a Él. Queremos una fe que le dé gloria a Él, pero hay tiempos cuando muchos de nosotros tenemos dificultades en comprender dicha fe.
A menudo nos turbamos cuando nuestras oraciones no son contestadas y empezamos a cuestionar nuestra fe, preguntándonos: “¿Será que mi confianza en el Señor es muy débil? ¿Soy tardo para creer? ¿Por qué los cielos parecen haberse cerrado a mis oraciones? ¿Habré dudado? ¿Tal vez no soy tan ferviente? ¿Habrá alguna raíz malvada de incredulidad alojada en algún lugar de mi corazón?”
Estamos tratando tan fuertemente de creer, luchando tan duramente por agradar al Señor con el tipo correcto de fe, que a veces frustramos nuestra propia fe con nuestro juicio. Ahora, después de muchas décadas de servir a Dios, quiero decirles lo que para mí es la fe correcta:
- Significa estar agarrado de las promesas de Dios cuando no hay evidencia física de que Sus promesas se estén cumpliendo.
- Significa confiar que el Espíritu Santo mantendrá mi alma en reposo, convencido de que Dios está trabajando todas las cosas para mi bien.
- Significa descansar en esta declaración de Pablo: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).