ÉL SÓLO NOS PIDE SEGUIRLE
No hay nada tan emocionante como caminar cada día con el Espíritu Santo. Movernos y respirar en el poder de Dios. Escuchar la voz que llega a tu espíritu, luego obedecer lo que él quiera que hagas. Ir a donde él te diga que vayas. Decir lo que él te dice que digas. Ministrar a quien él pone en tu camino. Beber del pozo de su sabiduría mientras él lo imparte en tu corazón y en tu mente.
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).
Trato de nunca cuestionar los caminos del Espíritu Santo, nunca poner en duda su dirección, nunca dudar en dejarle guiar. Muchas personas tratan de educar al Espíritu Santo respecto a lo que debe hacer, pero el Espíritu de Dios no nos responde a ti ni a mí; ni nos pregunta qué pensamos acerca de sus maneras. Él sólo nos pide que le sigamos.
La oración más poderosa y efectiva que cualquiera de nosotros puede orar es esta: “Jesús, suelto mi vida a la obra de tu Espíritu Santo. No tengo planes propios, no tengo una agenda, no tengo metas que yo haya elegido, ningún deseo que no haya sido puesto en mi espíritu por el tuyo. Renuncio al control de Satanás sobre mi vida y a los pecados que me esclavizan. Muéstrame dónde quieres que vaya, qué quieres que haga, a quién quieres que vea y qué quieres que diga. Ya no voy a limitar tu obra en mi vida. ¡Tómame! ¡Moldearme! ¡Úsame! ¡Guíame! ¡Hazme una vasija de tu Espíritu!
En lugar de pasar tu vida orando por bendiciones, ora para que Dios te use para bendecir a otros. En lugar de afanarte por sentirte cómodo, rico y bien alimentado, ora para que Dios te use para ayudar a otros a encontrar consuelo, refugio y comida. En lugar de buscar milagros, deja que Dios convierta tu vida en un milagro viviente y palpable de su voluntad.
Así es como logras un verdadero impacto en el mundo para Cristo y dejas un legado duradero.
Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958 La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal” escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.