GENEROSIDAD: DAR A LOS DEMÁS
¿Cómo podemos ser una imagen de Jesús para las personas que tienen hambre y sed? Creo que una manera clave es tener un espíritu de generosidad, un espíritu de dar todo lo que podamos a los que están en necesidad.
“Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” (2 Corintios 8:1-2). Pablo dijo: “Quiero que sepan acerca de esta gracia de Dios”. Pablo está hablando a su iglesia sobre la generosidad, una gracia para dar a otros, durante un tiempo de severa prueba. Él comenzó diciendo que las iglesias macedonias estaban sufriendo, pero pudieron levantarse y satisfacer las necesidades de las personas incluso en situaciones de crisis debido a la gracia de Dios.
Esto parece ser una contradicción. En un momento de gran prueba, en este caso fue una hambruna, la gente pudo tener un gran gozo en sus corazones. Y también exhibieron gran generosidad durante su extrema pobreza. No esperaron hasta que estuvieran andando en abundancia para comenzar a dar. No, ellos dieron de su necesidad y tuvieron una “abundancia de gozo” al hacerlo.
El versículo 3 dice: “Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas”. Estas personas no dieron por un sentido de deber u obligación. Lo hicieron porque el hacerlo estaba en su corazón.
Cuando el Espíritu de Dios toma tu corazón, puedes ver las necesidades de los demás. Él abre tus ojos a la realidad de que no tienes que preocuparte ni estresarte por tus finanzas personales y, de hecho, puedes compartir con otros durante tu tiempo de carencia. En otras palabras, puedes ejercer la gracia de la generosidad cuando su poder obra en ti.
Que el Espíritu Santo nos sensibilice a las necesidades de los demás, independientemente de nuestra situación, ya sea positiva o negativa.