“BIEN HECHO”

David Wilkerson (1931-2011)

En su carta a los efesios, Pablo exhorta a todos a buscar la plenitud de las bendiciones del Evangelio de Cristo. “A cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo ... hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo ... y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 4:7, 13; 3:19).

Nota la palabra “plenitud” en estos pasajes. La palabra griega que Pablo usa aquí significa “completar la tarea de llenar al máximo”. Esa es la tarea que Dios nos ha dado: Buscar la plenitud de la bendición de Cristo en nuestras vidas.

Considera la increíble medida de la bendición de Cristo en la vida de Pablo, este hombre que recibió revelaciones de Jesús personalmente. Por supuesto, Pablo sabía que no había alcanzado la perfección, pero también sabía, sin lugar a dudas, que no había nada en su vida que impidiera el fluir de la bendición de Cristo.

Por eso, Pablo pudo decir: “Sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo” (Romanos 15:29). Él tenía una santa confianza en su caminar con Cristo. Él afirmó: “Procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres” (Hechos 24:16). Él estaba diciendo, en esencia: “Mi vida es un libro abierto delante del Señor. No tengo ningún pecado oculto en mi corazón, y él no tiene controversia conmigo. Su bendición para mí es un flujo continuo de revelación, así que cuando les predico, ustedes no escuchan palabras de hombre, escuchan las mismas palabras del corazón de Dios”.

Verás, la plenitud de la bendición de Cristo tiene poco que ver con los bienes materiales. Si bien la buena salud y los recursos terrenales son bendiciones de la mano bondadosa de Dios, Pablo está hablando de una bendición mucho mayor: El elogio de Dios, su ‘Bien hecho’.