ABRUMADOS MÁS ALLÁ DE NUESTRAS FUERZAS
“[Dios] nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte” (2 Corintios 1:10).
Aquí, Pablo se está refiriendo del poder liberador de Dios: ¡pasado, presente y futuro! Él está diciendo: “Dios nos ha librado en el pasado, nos está librando ahora, y él nos librará en todos los problemas y pruebas futuros. ¡No tenemos que temer a nada que venga en nuestra dirección porque sabemos que Dios nos va a librar!”
Esa es una declaración poderosa, pero muchos de nosotros olvidamos las liberaciones pasadas de nuestro Señor, tal como lo hicieron los hijos de Israel. ¡Oh, las liberaciones que Dios les dio! Guiándolos con una nube de día y fuego de noche; dividiendo el Mar Rojo para que puedan pasar sobre tierra firme; dándoles maná del cielo y corrientes de agua de la roca. (Lee estos relatos en Éxodo 13:21; 14:21-22; 16:31; Salmos 78:16.) Pero, aun así, tentaron a Dios y hablaron en contra de él.
Lamentablemente, eso sucede a menudo con nosotros. Decimos: “Bueno, estaba en una situación difícil y Dios me liberó. Pero esto es diferente”.
Nuestro Padre amoroso quiere que lleguemos a un lugar en nuestra fe donde confiemos en él en todas las crisis, en todas las tentaciones, sin cuestionar. Él quiere que nunca más dudemos de su poder para librarnos.
No me malinterpretes, todavía tenemos que pelear la buena batalla de la fe. El Señor tiene una manera de permitirnos ser “abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas” a veces, como Pablo escribe en 2 Corintios 1:8. Esto significa que él fue probado más allá de sus propias fuerzas y ya no podía confiar en sí mismo. ¡Así que, se tornó a Dios!
¡A veces tenemos que admitir que estamos hundidos hasta la cabeza y ponernos de rodillas delante del Señor! Te animo a clamar al Señor hoy y confiar en él. Él es fiel para librarte.