Acceso al Espíritu de Dios
“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere” (Juan 2:1-5).
Jesús acababa de comenzar su ministerio y ya lo seguían unos cuantos discípulos. Este milagro en las bodas de Caná, fue su primer milagro y reveló su gloria al mundo de manera espectacular. Sin embargo, contiene un profundo significado para la iglesia más allá de ese tiempo y lugar.
A lo largo del Nuevo Testamento, el vino se ha asociado con la presencia manifiesta de Dios a través del Espíritu Santo. En esta escena, el vino estaba en el centro de la celebración de la boda y se vertía libremente para servir a los invitados. Es una figura de un pueblo gozoso al cual fluye libremente el Espíritu de Dios. Pero el versículo tres contiene una frase poderosamente simbólica: “Faltando el vino”.
Los anfitriones se quedaron sin vino en la boda y la gente necesitaba que sea repuesto para mantener su gozo. Como cristianos, tenemos el Espíritu Santo presente en nosotros, sin embargo, tenemos que ser llenos del Espíritu continuamente a medida que experimentamos un desgaste y un fluir en nuestro caminar con Cristo. Esto no significa que el Espíritu nos abandona, pero somos llamados una y otra vez a calmar la profunda sed que el Espíritu mismo pone en nosotros.
La mejor manera de ser llenos del Espíritu de Dios es simplemente prestar atención a su voz y obedecer sus mandamientos. Hacerlo nos proporciona paz, seguridad y gozo; y nos permite hablar con Dios con autoridad. Como seguidores de Jesús, debemos ser llenos de su paz, inquebrantables por el mal, nuestras vidas deben estar brillando como luces en medio de la oscuridad. Debemos tener una respuesta inmediata cuando los que nos rodean preguntan: “¿Cómo pueden tener tanta paz en medio de todo lo que está sucediendo?”
Dios va a tener un testimonio de su bondad en medio del pánico, un testimonio de santidad en tiempos de maldad. Ora conmigo: “Señor, derrama el vino de tu Espíritu sobre mí, tu vino de sanidad, unción, liberación y restauración. Muévete a través de tus hijos para traer nueva vida. ¡Amén!”