Alborotadores del Espíritu Santo
La iglesia de hoy está llena de santos silenciosos que no quieren levantar olas. ¡Después de todo, nadie quiere problemas! Pero algunos de los discípulos eran grandes alborotadores. Pablo y Silas caminaron en el poder del Espíritu y “han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 15:26). En una ocasión, Pablo se enfrentó a una adivina y echó fuera el espíritu maligno de ella, provocando un alboroto en toda la ciudad. Los amos de esta mujer esclava arrastraron a Pablo y Silas al mercado para ser juzgados ante los magistrados de la ciudad. Luego los golpearon y los arrojaron a prisión (ver Hechos 16:16-24).
Seguramente debe haber parecido que Satanás había ganado esta batalla, pero todo el poder de Dios estaba con estos alborotadores del Espíritu Santo. “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios… Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (16:25-26). Un resultado de todo esto fue que el carcelero se cayó ante los hombres y clamó: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” (16:30). Después de salir de la prisión, Pablo y Silas fueron directamente a la casa de Lidia y alentaron a sus hermanos en el Señor (ver 16:40).
Pablo y Silas desafiaron sin miedo los poderes de la oscuridad y un sistema religioso muerto y corrupto. “Llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo… discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo” (17:1-3). La sinagoga de Tesalónica probablemente había llevado a cabo reuniones tranquilas durante años, sin molestias. Ellos diligentemente enseñaron las Escrituras y exteriormente parecían ser muy santos. Entonces Pablo entró en escena y en sólo tres semanas de predicar el señorío de Jesús, alborotó toda esa área.
¿Alguna vez has deseado ser más ferviente en tu testimonio? ¿Satanás te ha hecho temer a los hombres? La Biblia dice: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). “Hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). Que Pablo y Silas te inspiren a ser valientes en tu testimonio de Jesús.