Aliéntate en el Señor
Algunos piensan que los creyentes siempre deben ser optimistas, siempre seguros de a dónde van, siempre satisfechos y complacidos, pero muchas veces nuestras sonrisas camuflan el dolor, la confusión y la tristeza. Todos los verdaderos hombres y mujeres de Dios han experimentado tales cosas. Si te sientes en bancarrota espiritual, física y emocional, sabiendo que sin una infusión sobrenatural de la fuerza de Cristo simplemente no puedes continuar, no estás solo. ¡Pero ten la seguridad de que hay una victoria completa para ti!
La Biblia está llena de relatos de grandes hombres de Dios que tocaron fondo. David es un ejemplo de “un hombre según el corazón [de Dios]” (Hechos 13:22) y, sin embargo, a veces estaba abrumado por el remordimiento, la depresión y las emociones negativas de todo tipo. “Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día” (Salmos 38:6).
¿Por qué se le permitió a David soportar tanta pérdida y presión en su vida? Algo de esto vino como resultado de su pecado, por lo cual se arrepintió con dolor, pero también porque el carácter de Dios se estaba forjando en él. No hubo un momento en que el Espíritu Santo no estuviera con David, pero a veces se le permitía llegar al final de sí mismo.
Dios promete fortaleza a su ungido: “¡Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo… se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré” (Salmos 28:6-7). Si lo invocas, él derramará su fuerza sobre ti: “El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma… Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás… extenderás tu mano, y me salvará tu diestra” (Salmos 138:3, 7).
Puedes confiar en que el Señor te llevará a través de cualquier circunstancia en tu vida. La Palabra de Dios está llena de promesas gloriosas y nuestro Señor se deleita en nuestra fe y confianza. No decuides el alentarte en el Señor, tal como lo hizo David, y hazte más y más fuerte cada día.