Andando En Una Maravillosa Libertad
La verdad fundamental del cristianismo es la justificación por la fe. Nunca conocerás el verdadero descanso y la paz hasta que estés convencido de que tus propias obras de justicia nunca podrán hacerte justo ante los ojos de Dios. Puedes sentirte bien por las buenas obras que realiza, y probablemente disfrutarás de un momento de victoria cada vez que resistas la tentación. Sientes el favor de Dios sobre ti, pero al día siguiente vuelves al pecado y pierdes tu alegría. ¿Por qué? Porque en ti mismo, siempre te quedas corto. Y ninguna justicia de la carne jamás permanecerá delante de Dios. Somos aceptados por él, sólo en tanto estemos en Cristo.
“Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28). Estar "en Cristo" significa que Dios nos acredita la justicia de Jesús. Somos considerados justos ante los ojos de nuestro Padre a causa de Jesús. ¡Todos nuestros pecados son lavados por su obra, no la nuestra!
Pablo escribe: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Debemos romper completamente con este mundo y ser hechos conformes sólo a Cristo.
Amado, Jesús no murió sólo para llevarte al paraíso; murió para que cada día pudieras vivir en una hermosa y cercana comunión con el Padre. Tú puedes hablar con él, oírlo, pedirle que te guíe, te dirija, decirte dónde te equivocas, traerte conviccion de pecado, ¡todo porque él permanece en ti por su Espíritu!
Sí, Jesús murió para que podamos disfrutar de la liberación en y desde este mundo presente. Esto simplemente significa:
- Él nos libró del poder, la culpa y la condenación del pecado.
- Él nos libró de la condenación de una conciencia acusadora.
- Él hizo expiación por cada pecado y los enterró en el “mar del olvido”.
- Él rasgó el velo en dos, dándonos acceso al Lugar Santísimo; un camino para que nosotros lleguemos a él y él venga a nosotros.
¡Todo lo que necesitas para caminar en esta maravillosa libertad es una fe que anhele conocerlo a él, en quien has creído y un hambre en tu corazón por él!