ANHELANDO LA RENOVACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

Gary Wilkerson

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).

Quizás te preguntes porqué te sientes tan apagado en tu espíritu. O porqué no tienes el poder de testificar como te gustaría. O porqué tus oraciones parecen tan débiles. Posiblemente podría ser porque hay demasiado del mundo, el residuo de la carne y la carnalidad, operando dentro de ti.

Es posible que estés escuchando el tipo incorrecto de música o que estés viendo material nocivo en la televisión o en el internet. ¿Y qué hay de las personas con las que te juntas? ¿Te están desafiando a ser más como Jesús o son compañeros carnales, amantes del placer que te alejan de él?

“Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor” (6:17). ¿Apartaos de qué? De la comunión con cosas que no son puras ni santas, cosas deshonestas, que no tienen amor y causan divisiones. Cosas que causan separación entre tú y los demás y disminuyen tu fe, tu amor y tu vida de oración.

De hecho, es posible que Dios ya haya hablado a tu corazón acerca de algunas de esas cosas y que él te esté diciendo: “Deshazte de ellas. Tómate el tiempo para eliminarlas de tu vida. ¡Apártate de éstas!” Y cuando hagas esto, su Espíritu te renovará. La gracia de Dios te rodeará y hará que declares que las impurezas en ti son cosa del pasado. ¡La derrota del maligno que intenta disminuir tu fe, tu fuerza, tu poder, es una cosa del pasado!

Dios no nos está pidiendo que salgamos de ciertas cosas porque él es una especie de policía moral que intenta asegurarse de que tú hagas exactamente lo que él dice. No, es porque él es un padre que te ama y se deleita en tu bien. Y él se deleita en que tú vivas una vida gloriosa, preciosa y llena de maravillas.