APRECIADO POR DIOS
Después de años de servicio, es posible que aún te encuentres siendo entrenado por el Señor. Nunca dejamos de aprender acerca de seguir su dirección clara, especialmente cuando él nos lleva a lugares difíciles. Todavía estoy aprendiendo a no decir: “Se acabó, Dios. Ya he tenido suficiente”. En lugar de ello, me estoy enseñando a mí mismo a decir: “Señor, no veo el camino a seguir; no sé dónde hallaré la gracia para superar esto. Pero tú prometiste ser mi fortaleza”.
Este es el lugar de la verdadera fe. También es donde encontramos nuestro reposo; al confiar plenamente en el amor del Señor por nosotros. Como dice Pablo, ¿qué más tenemos que presentarle sino nuestra fe? Ni obras ni desempeño (ver Efesios 2:8-9). Sólo tenemos nuestra creencia en él y nuestra confianza en que él proveerá todo lo que necesitamos.
Amado, él te va a ayudar y quiere llevarte a un lugar de increíble bendición. Puede que tengas que estar dispuesto a hacer cosas aparentemente insignificantes, ¡aunque no son insignificantes para él! Enfrentarás pruebas y tribulaciones que serán duras, algunas incluso, aparentemente más allá de tu capacidad de resistencia. Sin embargo, ese es el campo de entrenamiento que Dios ha establecido para multitudes de sus escogidos más amados. Es donde aprenderás su naturaleza, su carácter, su bendición y su bondad.
Puede ser difícil de comprender y entender que, a pesar de tus fracasos, eres apreciado por un Dios santo. Pero eres amado con el mismo amor que él le ha mostrado a su Hijo. Y él tiene un propósito santo para ti, tal como lo hizo para Jesús. Por lo tanto, acepta la paz que sobrepasa todo entendimiento y descansa, sabiendo que su bendición está delante de ti.
Al final del día, podrás inclinar tu cabeza y decir: “Señor, lo hiciste de nuevo. ¡Me condujiste hasta la victoria!”