ASUNTOS PENDIENTES
La Biblia se dirige a nuestros esfuerzos de agradarle a Él, en nuestra carne: “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:3). ¡Tratar de establecer nuestra propia justicia es, en realidad, nuestra carne obrando!
Intentar agradar a Dios en nuestra fuerza humana, nos roba nuestro gozo y paz con Él. Cualquier victoria será corta en vida y caeremos nuevamente en la tentación. El enemigo seguirá acosándonos y una conversación con él, sería más o menos así:
Satanás susurra: “¿Qué acerca de ese pecado que cometiste tan sólo ayer? ¡Eres culpable!”
“No”, respondes, “yo ya pedí perdón por ello. Todo está bajo la sangre y le he pedido a Dios que me haga aborrecer ese pecado, para ya no hacerlo vez tras vez”.
“Pero sigues siendo tentado”.
“Es cierto, pero Jesús ha hecho un camino de escape para mí. Su palabra dice que seré capaz de soportar la tentación y Él me librará” (ver 1 Corintios 10:13).
Satanás persiste: “Todavía quedan asuntos pendientes en tu vida”.
Cuándo el acusador traiga a la memoria "asuntos pendientes, alguna guerra que aún se agita dentro de ti, tú puedes contestar con este pasaje de la Escritura: "Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él”. (Colosenses 1:21-22).
Aun cuando le fallamos, Dios nos ama; Él nos busca y nos reconcilia con Él mismo. Él nos ama inclusive cuando luchamos y a través de Cristo, Él hace que estemos en paz con Él.