Buenas y Malas Noticias
Alguien te ha dicho alguna vez: “Tengo buenas y malas noticias…¿Cuál quieres oír primero?"
Yo siempre digo que quiero oír las malas noticias primero porque quiero terminar con algo bueno. La mala noticia es que no sabemos cómo orar. Incluso los “mejores” guerreros de oración no son lo suficientemente buenos. En cuanto al resto de nosotros, podemos pensar: “Yo no tengo una buena oración por sanidad. No sé cómo orar por los musulmanes”. Si has pensado eso, ciertamente no estás solo. ¡Me he sentado en reuniones de oración, orando para que no me pidan que ore! El apóstol Pablo incluso dijo esto: “Pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos…” (Romanos 8:26).
La buena noticia es que el Espíritu Santo, Dios en nosotros, nos ayuda a orar. Podrías haber sido salvo hace tan sólo 10 minutos y seguir siendo poderoso en la oración, porque no depende de ti.
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Efesios 3:20-21)
Pablo está diciendo: “Esto no depende de ti. No tienes que ser elocuente ni hablar en la versión Reina Valera. Puedes orar, decir algo, decir cualquier cosa; y Dios actuará en favor tuyo”.
Pensamos: “Si no oro de la manera correcta o me equivoco de alguna manera, entonces no va a pasar nada”. Nada más lejos de la verdad. Dios va más allá de nuestras simples palabras. Dios va más allá de tu petición. Él va más allá de las palabras que ni siquiera sabemos cómo decir. Incluso si nuestras oraciones no tienen una nota aprobatoria, Dios las impulsa mucho más allá de lo que hubiéramos pensado pedir. Dios toma lo que decimos, lo corrige y luego las respalda con poder, lo cual nos quita tanta presión.
Oramos: “Ayuda” y Dios piensa: “Yo sé cómo interpretar eso para ellos”.
Después de pastorear una congregación en el interior de Detroit durante 30 años, el pastor Tim sirvió en el Tabernáculo de Brooklyn en la ciudad de Nueva York por cinco años; y pastoreó en Lafayette, Luisiana por cinco años. Él fue nombrado pastor principal de la Iglesia Times Square en mayo de 2020.