BUSCA LA DIRECCIÓN DE DIOS
Yo tenía solo veintidós años cuando Dios impartió en mi corazón su voluntad de convertirme en evangelista. Él me instruyó a usar mi pasado y mi testimonio para atraer a los pecadores a la salvación, y desde ese momento me he mantenido fiel a ese llamado. En ocasiones, me he cansado de contar mi historia y he deseado que Dios me use para otro propósito. Es difícil revivir los recuerdos una y otra vez.
A menudo he pensado: “¿Qué daño habría si yo simplemente tomara otra dirección en el ministerio? Tal vez podría pastorear una iglesia u organizar un seminario sobre matrimonio y asuntos familiares, algo que me permitiera usar más de mis dones y talentos. ¡O tal vez podría entrar en los negocios!
Pero luego recuerdo mi llamado, y esos pensamientos desaparecen rápidamente. No hay nada de malo en ninguna de estas profesiones; simplemente no son lo que Dios quiso para mi vida. Soy un evangelista, un embajador de la gracia y el perdón de Dios. Le digo a la gente acerca de Jesús y los guío a la salvación delante de su trono. Ese es mi propósito ante Dios, así como mi don espiritual. Cuando Dios me dio este llamado, él no sólo me dio la habilidad de llevarlo a cabo, sino que puso en mi corazón una compasión por los perdidos. Me dio ojos para ver claramente a las personas que necesitan perdón, luego me puso en un camino para hallarlos. Y porque he tratado de mantenerme fiel a esa visión, él ha podido usarme para su gloria. Mi esposa, Gloria, siempre ha sentido este mismo llamado en su vida.
Puedes tener otro llamado y profesión. Dios nos ha creado a cada uno de nosotros con diferentes talentos y dones, ¡pero todos estamos llamados a alcanzar a los perdidos! Debemos buscar su dirección y visión para nuestras vidas y luego mantenernos enfocados y comprometidos con esa causa.
Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958 La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal” escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.