Buscando al Señor antes de Decidir
“Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13).
Sabemos que Jesús dependía completamente del Padre; y él es nuestro ejemplo de rendición y confianza. De hecho, él deja en claro que tal vida es posible para nosotros. Si realmente viviéramos esto, Dios debería ser el capitán de nuestras almas ahora. ¿Pero lo es? Con demasiada frecuencia, tan pronto como surge nuestra siguiente crisis, cuestionamos la fidelidad de Dios y cedemos a la duda y al temor, confiando que con nuestro ingenio hallaremos una salida.
Muchos cristianos leen la Biblia con regularidad, creyendo que es la Palabra viva y revelada de Dios para sus vidas. Leen relatos de Dios hablando a su pueblo una y otra vez en generaciones pasadas. Sin embargo, estos mismos cristianos viven como si Dios no le hablara a su pueblo hoy.
Toda una generación de creyentes ha llegado a tomar decisiones completamente por su cuenta, sin orar ni consultar la Palabra de Dios. Muchos simplemente deciden lo que quieren hacer y luego le piden a Dios que valide sus acciones. Avanzan a la fuerza, siendosu única oración: “Señor, si esto no es tu voluntad, entonces detenme”.
Malcolm Gladwell escribió un libro best-seller titulado: “Blink: The Power of Thinking Without Thinking” (Parpadeo: El Poder de Pensar sin Pensar). La teoría presentada es: “Confía en tus instintos. Las decisiones en un abrir y cerrar de ojos demuestran ser las mejores”. Piensa en todo el apresurado “lenguaje de parpadeo” que oímos todos los días: “¡Esta es la oferta del siglo! ¡Podemos enviártelo hoy mismo! Pero sólo tienes una pequeña ventana de oportunidad, así que aprovéchala, ¡ahora!” El espíritu impulsor detrás de todo esto es: “¡Parpadea, parpadea, parpadea!”
La pregunta que deberíamos hacernos es: “¿He orado al respecto? ¿He buscado la sabiduría del Señor al respecto? ¿He recibido un consejo piadoso?
¿Cuál es tu práctica? ¿Cuántas decisiones importantes has tomado en las que honestamente llevaste el asunto a Dios y oraste sinceramente? La razón por la que Dios quiere el control total de nuestra toma de decisiones es para salvarnos del desastre, que es exactamente donde terminan la mayoría de nuestras “decisiones de parpadeos instantáneos”.
Dios ha prometido dejar clara su voluntad a todos los que lo busquen. Cuando le des el control total, oirás su voz diciendo: “Este es el camino, amado. Ahora, camina en él con confianza porque tengo todo bajo control”. ¡Qué maravilloso tener un Padre tan amoroso!