Cómo vivir felices

¿Dios quiere que nosotros seamos felices? Esta es una pregunta muy seria para muchos Cristianos. La iglesia no ha dado una respuesta clara al respecto por aproximadamente una generación, aunque la Biblia nos da una clara respuesta desde el principio hasta el fin, y es dada con el propósito de transformar la forma en que vivimos.

La felicidad es un tema relevante porque ahora mismo hay más personas infelices que nunca. Eso puede que te sorprenda por todo el progreso que la humanidad está haciendo. Los economistas nos dicen que somos la generación con más riquezas de la historia. Las personas hoy tienen más dinero y propiedades que nunca antes. Tenemos más opciones para gastar nuestro tiempo libre y entretenimientos que en otros tiempos. La generación de los que tienen entre 30 y 40 años creció entre X-Box y PlayStation con innumerables juegos literalmente a su alcance. Ellos podían jugar un video juego tras otro, en todas sus variaciones, y no llegar terminar de jugar en todo el tiempo que vivían.

Tenemos también más cosas modernas que nos hacen la vida más fácil que nunca. Cuando mi esposa, Kelly, hace un viaje por un tiempo prolongado, yo puedo sobrevivir usando un microondas para cada comida que quiera, al desayuno, almuerzo o cena.

Los avances médicos se multiplican año a año. Simples vacunas salvan a millones de personas de los virus que hace solo unas décadas hubieran arrasado multitudes. Mi hija, Annie, ahora está embarazada, y nosotros podemos ver el estado físico del bebé detalladamente en alta resolución. Hace unos años atrás Kelly y yo nos emocionamos cuando vimos a nuestro primer hijo, Ashley, a través de un ultrasonido- aunque en la pantalla él aparecía tan sólo como una mancha.

A pesar de estos avances, los líderes de prácticamente cada campo; psiquiatría, sociología, medicina, educación, nos dicen que esta es la generación más infeliz que jamás haya existido. Hace veinte años las edades de quienes buscaban ayuda por depresión oscilaba entre 30 años y 40 años. Hoy esa edad ha cambiado y ahora a los 14 años hay adolescentes buscando ayuda por problemas de depresión. En solo dos décadas, lo que en algún momento fue considerado una crisis que se daba en una edad media ahora está plagando adolescentes con pensamientos suicidas. De la misma forma en que tenemos un avance acelerado en ciencia y tecnología, así también avanzan las enfermedades de la mente y el corazón.

Pero los problemas que estoy describiendo no se restringen a la sociedad secular. Las mismas estadísticas se aplican a la familia de Dios - personas que son salvas, santificadas, llenas del Espíritu de Dios, que conocen la palabra de Dios y son activos en la comunidad Cristiana. Así es, los seguidores de Jesús son infelices por multitudes - depresivos, desanimados, ansiosos, descontentos, sin paz.

Las personas jóvenes hablan de estar aburridos, aunque tienen miles de entretenimientos digitales a su alcance. Al final del día todo ello los deja con una ansiedad interna.

No puedo decir esto de otra forma: nuestro gozo ha sido arrebatado de nosotros. Cuando la Biblia dice que satanás viene para matar, robar y destruir, no es solamente una amonestación para las personas que tienen adicciones o pecados aún más graves. El enemigo de nuestras almas quiere robarnos todo lo que Dios tiene en mente para nosotros, incluido el gozo, la paz, el contentamiento, la vitalidad de nuestra vida - y de acuerdo a la Biblia eso incluye la felicidad.

Me da mucha tristeza tener que convencer a los seguidores de Jesús que su plan para ellos es que sean felices.

Cuando se presenta la pregunta “¿Dios quiere que seamos felices?” muchos Cristianos han crecido en escepticismo. Ellos piensan que este es el territorio de los predicadores de la prosperidad, quienes no son dignos de respeto alguno. Para ellos todo enfoque sobre la felicidad es algo que los lleva a la herejía.

Sobre todo esto Dios quiere que nosotros seamos felices - inigualablemente felices. No digo esto por casualidad. El deseo de Dios para nuestra felicidad está sólidamente arraigado, es una verdad bíblica probada en las Escrituras desde el principio hasta el final. Y esta verdad ha sido reforzada a través de la historia de la iglesia por nuestros más respetado líderes. También ha sido probada por nuestra propia experiencia con Dios.

A pesar de todo esto, cuando pienso acerca de este tema yo mismo soy como muchos Cristianos. Tendemos a titubear cuando nos preguntan, ¿Dios quiere que seamos felices? Cuando le dije a Kelly que iba a predicar acerca de la felicidad, ella se quedó callada. Luego ella preguntó, “¿No quisieras predicar del gozo mejor?”. No la culpo por preguntarme eso porque le pregunté a Dios lo mismo cuando sentí que él conmovía mi corazón para predicar acerca de la felicidad.

Como Cristianos, hemos sido enseñados a separar la felicidad del gozo. Hemos sido enseñados que la felicidad es pasajera, basada en circunstancias, mientras el gozo es inconmovible, siempre dentro de nosotros a pesar de nuestra situación. Pero si separamos el gozo de la felicidad, disminuimos las emociones que Dios nos ha dado. Los Salmos expresan la mayor extensión de las emociones humanas, desde el gozo a la ira, desde la felicidad al dolor. Y la felicidad es parte de nuestra vida Cristiana así como lo es el gozo. ¿Porqué? Es basada en la bondad de Dios, y Dios es bueno en todo tiempo.

Algunos en la iglesia dicen que nuestra prioridad es ser santo por encima de ser felices. Ello no tiene mucho sentido. Crecí viendo el impacto del ministerio Desafío Juvenil (Worldchallenge) donde adictos tras adictos fueron liberados del horrible vicio de la heroína. ¿Qué ocurría una vez que eran liberados? Ellos eran felices. Las personas son felices cuando son hechas santas y liberadas de las cadenas del pecado.

Personas que ha sido Cristianas por muchos años me han dicho, “Seguir a Jesús no implica que todo es felicidad. Después de veinte años soy más maduro. He aprendido que no tengo el derecho de ser feliz. El propósito de Dios para mí es que sea santo” Pero eso es un poco ridículo. La santidad nos hace felices. Ello da felicidad porque trae libertad. La Santidad y la felicidad no pueden ser separadas.

Por supuesto, Jesús nos deja en claro que quien le siga experimentará sufrimiento. Hay dolor y tristeza en la vida Cristiana. Pero a través de cada prueba sabemos que en él podemos confiar. Él trae gozo, -y, si, una felicidad, que el mundo no conoce. Y esa felicidad no depende de nuestras circunstancias.

No importa si nosotros tenemos una posición correcta o incorrecta acerca de la felicidad porque la Biblia está absolutamente correcta acerca de ello.

La Palabra de Dios da por sentada la felicidad de una vez por todas. Cada versión moderna de la Biblia habla acerca de la felicidad una y otra vez. Comencé con la Nueva Versión Internacional, una traducción producida por respetables eruditos que devotamente han dedicado sus vidas para preservar y entender la Palabra de Dios de la forma en que ha sido transmitida a nosotros. En sus competentes manos, la palabra “felicidad” aparece frecuentemente y poderosamente en relación al pueblo de Dios.

“Más los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, y saltarán de alegría.”(Salmos 68:3). “Y los judíos tuvieron luz y alegría, y gozo y honra” (Ester 8:16). “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades” (Zacarías 8:19).

La Biblia Cristiana Standard Holman es una de la más nuevas traducciones, también trazada por los mejores eruditos y los documentos históricos más modernos. Ella nos dice, “Felices son las personas que conocen el grito de gozo; Yahweh, ellos caminan en la luz de Tu presencia” (Salmo 89:15). “Yo cambiaré su lamento en gozo, los consolaré, y les traeré felicidad donde había dolor” (Jeremías 31:13).

La Nueva Traducción Viviente, otra respetada versión, dice, “¡Y mira!. Crearé a Jerusalén como un lugar de felicidad” (Isaías 65:18).  La Traducción LA PALABRA DE DIOS dice, “El pueblo redimido por El Señor regresará… eterna felicidad será sobre sus cabezas como una corona” (Isaías 35:10). El siguiente versículo de hecho representa la enfermedad de la generación presente: “No serviste al Señor tu Dios con un corazón gozoso ni feliz cuando tuviste mucho” (Deuteronomio 28:47). Necesitas una palabra sobre la felicidad del Nuevo Testamento? “Aunque nunca has visto a Cristo, lo amas…estás extremadamente feliz con gozo y alabanzas que difícilmente pueden ser expresadas con palabras” (1°Pedro 1:8).

En total encontré 2700 referencias que hablan de felicidad, gozo, alegría, aliento, deleite, aún placer. Cada una de estas emociones nos hace parte de una maravillosa aventura que vivimos en Cristo.

Los grandes pensadores y siervos de la historia de la iglesia hablaron un poco acerca de la felicidad en la vida Cristiana.

Por alrededor de dos milenios voces Cristianas han hecho eco de la clara enseñanza de las escrituras sobre la felicidad. Nunca encontrarás a Agustín sonriendo en ningún retrato existente pero él escribió esto: “No hay ningún hombre que no desee esto (ser feliz), y cada uno lo desea con tal seriedad que él lo prefiere por sobre todas las cosas. Cualquiera que desee otras cosas las desea para este fin solamente.”

A través de toda su sabiduría intelectual, Agustín sabía que el objetivo de todo deseo humano es el deseo de ser feliz. Él dijo que Dios puso ese deseo en el corazón del hombre. De hecho, la felicidad es la herramienta que él usa para atraernos a todos a Jesús. Los Cristianos viven la vida hasta la saciedad, con energía y entusiasmo basada en su conocimiento de la bondad de Dios. Esto refleja a las personas la condición de sus propios corazones, y luego ellos llegan a la conclusión, “Lo que él tiene es real. Mi vida es miserable en comparación con él. Puedo ver que estoy muriendo en pecado. Necesito a Dios.

Los Puritanos fueron vistos como soberbios y severos, y aún así sus líderes pusieron la felicidad en la cima del plan de Dios para nuestras vidas. Thomas Watson escribió, “Él no tiene otro plan para nosotros que no sea hacernos felices.” Thomas Manton escribió, “Es tan natural para las criaturas razonables el deseo de ser felices como lo es para el fuego arder.” Estas palabras no fueron escritas en vano. La generación Puritana fue una que vio el dolor y la prueba con muchos niños muriendo en sus primeros años de vida. Aún así, en medio de una vida de inevitable dolor y sufrimiento, estos escritores declararon que los Cristianos eran el pueblo más feliz del mundo.

Años atrás, la misionera Amy Carmichael escribió de la felicidad en medio de una de las realidades más tenebrosas y horribles. Ella ministraba en India donde las muchachas jóvenes eran traficadas como esclavas sexuales. Amy las rescataba y les daba un lugar donde vivir en su recinto de protección, el cual era atacado regularmente. Ella misma fue golpeada por personas que se oponían a su trabajo. Ella describió sus días de la siguiente forma: “No hay nada de tristeza ni de duda acerca de esta vida. El propósito es el gozo continuo, y somos llamados a vivir en una felicidad determinada en El Señor cuyo gozo es nuestra fortaleza.”

¿Cómo los seguidores de Jesús en el Medio Oriente soportan ataques horrendos de ISIS? ¿Cómo prisioneros Cristianos en países hostiles a su fe mantienen la esperanza? Ellos tienen dentro de sí un gozo y felicidad que los sostiene a través de todo. La Biblia a la que ellos miran no es algo positivista, no es un libro entusiasta que los llena con falsa esperanza. Ella renueva sus mentes, conmoviéndoles en su interior con lo que El Espíritu coloca en sus corazones: que la felicidad verdadera es una realidad dada por Dios a nuestras vidas.

¿Cómo recuperas la felicidad cuando se te ha escapado por tanto tiempo?

¿Cómo es posible que tengas felicidad cuando te encuentras con dolores físicos, cuando tu alma está turbada de problemas, cuando tu familia está en ruinas? Déjame darte sólo unas pocas palabras que te ayudarán: 1. Te han sido dadas evidencias Bíblicas de que Dios quiere la felicidad para ti. Cree que él la quiere para ti. 2. Cree que la felicidad que él te da es una realidad sólida, no una utopía. 3. Renueva tu mente acerca de este tema a través de su Palabra. No permitas que el enemigo te arrebate su verdad.

Porque vivimos en un mundo caído, la inclinación de nuestras mentes es típicamente negativa. Algunos de nosotros acostumbramos a leer los pasajes sobre el pecado y el juicio dejando de lado las muchas referencias de su amor y las bendiciones de la felicidad. Aun así, incluso un pesimista natural puede conocer la felicidad si conoce a Dios. En cambio, un optimista natural no tiene la misma esperanza sin conocer a Dios. Su felicidad está edificada sobre arena, no en la roca sólida.

Pedro y Juan se pararon sobre la base firme de la felicidad cuando ellos cantaron canciones de alabanza en la cárcel. El apóstol Pablo hizo lo mismo cuando estaba encadenado. Porque el amor de Dios estaba establecido en sus corazones, ellos eran ya libres delante de Dios sobrenaturalmente libertándoles de sus cautiverios.

Cuando tu cabeza está llena de pensamientos negativos- cuando empiezas a dudar del amor de Dios por ti y su deleite en ti - te insto a hacer algo muy práctico. Busca un pedazo de papel y escribe el pensamiento que estás teniendo. Luego léelo en voz alta. Reconoce cuán extraño e irreal es. Luego escribe lo siguiente: “Soy un hijo del Padre Celestial, quien se complace en mí.” Esto no es una confesión positivista - es una realidad. Su Palabra lo hace así. Créela y encuentra la verdadera felicidad una vez más.

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