Cada creyente es llamado a las naciones

En Estados Unidos veo grandes iglesias llenas de gente santa y amorosa. Me regocijo en que el Señor ha bendecido a este pueblo de forma increible. En muchas congregaciones, la presencia de Jesús es asombrosa - la alabanza es gloriosa y los altares están regularmente llenos de personas arrepentidas con hambre de Dios. Pero los cristianos estadounidenses tienen que enfrentar algo. Si nosotros continuamos solo bebiendo de la bendición y negándonos a entregarla a otros, vamos a enfrentar lo que le pasó a la iglesia de Jerusalén.

Después de la bendición de Pentecostés, los creyentes crecieron cómodos en su comunión. Las Escrituras nos dicen que iban de casa en casa comiendo juntos y compartiendo sus experiencias. ¿Qué pasó entonces? El Señor envió persecución y esa iglesia gloriosa y llena del Espíritu Santo se dispersó repentinamente. Las personas terminaron yendo a las naciones y predicando a Cristo, haciendo discípulos y estableciendo nuevas iglesias.

Dios no permitiría que sus hijos bendecidos se convirtieran en meros "catadores de sermones". Él no permitirá que nosotros engordemos con sus bendiciones mientras otros al rededor del mundo se mueren de hambre. Él sabe que moriremos espiritualmente si no recibimos una visión misionera por el mundo perdido. Y él sabe algunas formas de agitarnos y sacudirnos.

Agradezco a Dios por toda la actividad misionera que se hace en su iglesia. Pero el Señor tiene mucho más en su corazón sobre este tema. Su objetivo es que cada miembro de su cuerpo se convierta en un misionero - y eso te incluye a ti. Todos estamos llamados a ir a las naciones. Permíteme explicar lo que quiero decir.

Jesús dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos..." (Mateo 28:19).

El mandato de Cristo aquí es nos dice a cada uno de nosotros sin excepción. Tú y todo otro cristiano deben ir a las naciones con el evangelio. Me preguntarás: "Es eso realista? Se supone que dejaré mi trabajo, mi carrera y mi familia? ¿Realmente Dios me está diciendo que tome a mi familia y me vaya a otro país?

No todos pueden ir fisicamente. Voy a explicar cómo los cristianos deben "ir" sin salir de donde están ahora. Pero primero quiero señalar que algunos creyentes están literalmente llamados a ir a las naciones. Esto incluye a muchos hombres y mujeres solteros, como el apostol Pablo, que llevó consigo algunos solteros como Timoteo y Tito. Dios también hace este llamado a algunas parejas casasas. No importa lo arraigada y cimentada que pueda estar una pareja, el Señor de forma sobrenatural comienza un desarraigo en sus corazones. Él les da una visión por los perdidos y el llamado en sus corazones es tan fuerte que nada puede evitar salgan después de algún tiempo.

El Dr. Smith es un amigo mío. Ahora que tiene más de 70 años, ha dejado de trabajar en medicina, vendió su casa y sirve como misionero médico en nuestro ministerio. Él y su esposa están totalmente comprometidos a entregar sus vidas por los enfermos y necesitados donde quiera que los enviemos. Han ministrado en Mozambique y en horfanatos en Rumania.

Dolores, una maravillosa cristiana antigua de nuestra iglesia, fue a Sudafrica. Ella se ha dedicado allá a trabajar con bebés con SIDA. Después de un tiempo, ella nos informó que no quiere volver. Ella seguirá ministrando a Jesús a los niños que sufren.

Un anciano de nuestra iglesia llamado San ha estado ministrando en Kosovo. Sam tiene un don para llegar a los jóvenes. Donde quiera que vaya acuden a él como si fuera su padre. Todos tenemos la sensación de que el Señor ha puesto un llamado en la vida de Sam. Este precioso hombre sabe que él no será feliz en ningún lugar sino solo donde Dios lo coloque.

Dios se asegura con los voluntarios. Él no interrumpirá tu estilo de vida si tú no quieres que lo haga. Para oír su llamado tenemos que abrir nuestro corazón a lo que él nos diga: "Señor, gracias por todas las bendiciones que me has dado. Ahora me convertiré en un dador de esas bendiciones".

Tú no necesitas haber sido ordenado ministro para ir a las naciones, y tampoco tienes que ser un maestro de la Biblia. De hecho, las puertas se están cerrando en algunos países para los misioneros, evangelistas y predicadores tradicionales. Pero al mismo tiempo, las puertas son amplias en todo el mundo para doctores, profesores, instructores de Inglés, empresarios, estudiantes, y cualquiera que simplemente pueda ir. Nisiquiera necesitas tener un título profesional - todo lo que necesitas es responder al llamado. Tu apartamento en otra nación puede servir como una iglesia improvisada, no importa que sea muy simple o pequeña. Dios podría usarte para levantar y formar un gran número de obreros, pastores, maestros y evangelistas de entre las personas de esa nación.

Y tú no necesitas dinero. Piensa como Pedro y Juan dijeron al mendigo que los llamó: "No tengo plata ni oro, más lo que tengo te doy: en el nombre de Jesús de Nazareth, levantate y anda" (Hechos 3:6). El mendigo recibió la bendición más grande de todas - JesuCristo mismo - debido a que Pedro y Juan respondieron al llamado al ministerio.

El Señor ha actuado de otras maneras para que los Cristianos sean enviados.

En mi opinión, la forma en que la mayoría de los Cristianos alcanzará a su campo misionero - y quizá la más efectiva - es adoptar a la nación como suya propia. Esto significa que te entregas a orar por un determinado país. Esto requiere aprender sobre la gente de esa tierra y orar por los Cristianos que viven allí. Tú puedes tocar a gente que no había sido alcanzada estando sobre tus rodillas. De hecho, tu lugar secreto de oración puede convertirse en el cuartel general de un movimiento del Espíritu Santo sobre toda una nación.

Pienso en el ejemplo de Abraham. Él oró por la atea y mavada Sodoma. El Señor le respondió: "Si encuentro dentro de la ciudad de Sodoma a cincuenta justos, perdonaré a la ciudad por amor a ellos" (Genesis 18:20). Cuando Abraham oyó esto, él comenzó a negociar con el Señor. Finalmente, Dios le respondió: "No destruiré la ciudad por amor a diez justos" (18:32). Dios salvaría a una nación malvada por el bien de un remanente que clama. Él está dispuesto a salvar sociedades enteras si ellas pueden encontrar un grupo de personas justas en medio de ellas.

¿Por qué es tan importante la oración? Déjame decirte: Sabemos de dos niños musulmanes en Macedonia que están planeando abrir una escuela bíblica allí. Esos jóvenes quieren dar las buenas nuevas del evangelio a sus compatriotas más que ninguna otra cosa - y todo es debido a la oración. Yo creo que que no hay misionero en ninguna parte del mundo, por quien no hayan orado e intercedido personas que estaban en otros lugares. Ese es el trabajo de todo creyente que no puee ir a las naciones. Estamos para ser un cuerpo que brinde soporte por medio de la intercesión. Estamos para asumir la carga de orar por los misioneros y por los obreros y por las naciones perdidas del mundo.

Y estamos para ayudar a aquellos que se han entregado a sí mismos para ir a las naciones. Cuando Pablo escribe sobre sus viajes, él mendiona no solo a Timoteo y Tito como sus colaboradores, sino también a Lidia y otras santas mujeres que le ayudaron. Estos devotos siervos prestaron ayuda para que naciones enteras fueran tocadas con el evangelio.

Pero Jesús, mirando el fin de los tiempos, señaló un problema terrible.

Cristo dijo a sus discípulos: "La mies es mucha, pero los obreros pocos" (Mateo 9:37).Mientras leía estas palabras, me pregunté: ¿Cuál es la solución? ¿Cómo pueden levantarse más obreros para las naciones? Jesús nos da la respuesta en el siguiente versículo: Alguien tiene que orar por esos obreros para la mies: "Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obresos a su mies" (9:38).

No importa cuán cerradas nos parezcan algunas naciones. Si Dios pudo deribar la cortina de hierro en Europa del Este y la cortina de bambú en Asia, nada puede detenerlo cuando en lo que él desea obrar. El Espíritu Santo logrará lo que quiera, en cualquier parte de la tierra, a través de quien él quiera.

En los 80', cundo nuestro ministerio estaba en Texas, pasé un año orando que Dios enviara a alguien a Nueva York para que levantara una iglesia en Times Square. Yo me comprometí a ayudar con ofrendas, cultos especiales y apoyo a quien Dios escogiera para ir. Sin embargo, mientras yo oraba para que Dios enviara a alguien más a este trabajo en particular, el Señor puso la responsabilidad sobre mi.

Hasta el apóstol Pablo fue enviado como misionero por el poder de la oración. Pcurrió en Antioquía donde profetas y maestros estaban orando sobre la cosecha: "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre...Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios...Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos" (Hechos 13:2:4-6).

El primer viaje misionero de Pablo nació de una simpre reunión de oració. Esto fue el resultado directo de gente piadosa obedenciendo las palabras de Jesús, orando que Dios enviara obreros a su mies. De hecho, este pasaje nos muestra cómo los misioneros son escogidos y enviados: Ellos son llamados y comisionados a través de la oración.

Lo mismo es cierto en la actualidad. Estamos para hacer el trabajo de orar por la mies tal como aquellos siervos piadosos de Antioquía lo hicieron. Y mientras oramos, el Espíritu Santo recorre el mundo poniendo urgencia en los corazones de aquellos que desean ser usados por el Señor. Él está tocando a gente en todas partes, apartándolos para su servicio.

En Mateo 8, un centurión vino a Jesús buscando la sanidad de uno de sus sirvientes que agonizaba. Cristo respondió al centurión: "Entonces Jesús dijo al centurión: Vé, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora" (Mateo 8:13). Yo creo que lo mismo ocurre con todo quien intercede por la mies. Mientras estamos pidiendo a Dios que envíe obreros, el Espíritu Santo está tocando a alguien en algún lugar. Podría estar ocurriendo en otra parte del mundo; en China, Rusia, Africa, o en cualquier lugar. No importa donde ocurra; nuestras oraciones están sieviendo para que obreros sean enviados a la mies.

Tú puedes preguntarte: ¿Dios tiene que llamar a ciertos cristianos a lugares específicos? Sí, absolutamente. Considera el ejemplo de Pedro. Después de Pentecostés, el apóstol estaba en Jope visitando a un curtidor llamado Simon. Mientras él estaba allí, se puso a disposición del Señor a través de la oración. Las Escrituras nos dicen: "Y aconteció que se quedó muchos días en Jope" (Hechos 9:43). ¿Qué estaba haciendo Pedro en Jope? Él estaba esperando en el Señor, ofreciéndose a sí mismo para cualquier trabajo. En una ocación, Pedro había sido utilizado para levantr a una mujer de entre los muertos.Cuando lo volvemos a ver, él está en la azotea de la casa de Simón, en oración. Él estaba buscando al Señor par saber cuál era su siguiente asignación.

Mientras Pedro estaba orando, un grupo de hombres se presentó a la puerta de Pedro y le dijeron lo siguiente: "Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras" (10:22). En otras palabras: "Cornelio nos ha enviado a pedirte que vayas a su casa. Él desea que le enseñes la palabra de Dios."

Tú sabes el resto de la historia. Pedro fue donde Cornelio y le compartió el evangelio de Jesús. Así, Dios comenzó su obra de alcanzar el mundo gentil con el evangelio.

¿Estás resistiendo un llamado? Nunca es demasiado tarde para ir a las naciones. Si tú estás dispuesto a ser enviado y estás orando diligentemente por ell, Dios abrirá todas las puertas. Él te colocará exactamente donde él quiera, y te unirá con la gente que necesita a Jesús en sus vidas. Tú recibirás asignación tras asignación. Entonces, verás que tu vida está más llena que nunca antes.

Are you resisting a call? It’s never too late to go to the nations. If you’re open to being sent and you’re diligent in prayer about it, God will open every door. He’ll place you exactly where he wants you. And he’ll bring people into your life who need Jesus. You’ll be given assignment after assignment. Then you’ll find your life being fulfilled as never before.

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