CAMINANDO EN SANA DOCTRINA
Pablo dice que debemos hacer tres cosas, mientras estemos en la tierra, antes de la venida de Cristo.
Esta es la primera: “Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza” (Tito 1:9). La palabra “sana” aquí significa algo inconmovible, indiscutible, sólido como una roca. Dios diseñó la doctrina para que nosotros fundamentemos nuestras vidas confiadamente sobre ella. Eso significa que no puede ser algo frívolo ni algo que simplemente emocione nuestros oídos. Esa clase de doctrina se levanta hoy aquí y luego desaparece por los vientos de antojos carnales al día siguiente. Para algunos en la iglesia, el adquirir sana doctrina, va a requerir que se deje de lado el último libro cristiano de mayor venta y tomar la Palabra de Dios, la cual Él ha provisto para nuestro beneficio eterno.
Segundo, somos llamados a vivir con un testimonio santo. “Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres” (3:8).
Y tercero, somos llamados a compartir el evangelio en palabra y en obras: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (2:11).
Te pregunto, como luces vivientes de Dios en una cultura llena de tinieblas; como Su sal puesta en este mundo para preservación de vida, ¿estamos practicando estas cosas? ¿O hemos perdido nuestra sazón santa? ¿Hemos reducido Su palabra a consejos para vivir mejor, o seguimos creyendo que ésta tiene el poder para resucitar vidas?
Si de verdad creemos que el evangelio de Cristo es Buenas Nuevas; que Él murió por los pecadores, se lo contaremos a otros sin excusas. Y ellos conocerán su poder por el testimonio que nosotros vivimos.