CONFIA EN SU AMOR Y MISERICORDIA
Si quieres que la paz de Dios reine en tu vida, debes renunciar a varias cosas:
- Deja de intentar averiguar cómo Dios resolverá las cosas
- Deja de estar ansioso y preocupado (Filipenses 4:6: “Por nada estéis afanosos”)
- Dejar de decirle a Dios lo que es lo correcto para ti
- Deja de pensar que eres un fracaso y no puedes agradar a Dios
Una de las trampas más eficaces de Satanás para robar a los cristianos de su paz es convencerlos de que deben esforzarse en la carne para agradar a Dios. ¡Él me recuerda esto todo el tiempo!
A veces cuando necesito un lugar tranquilo para orar, manejo hacia las colinas. Estaba allí hace no mucho tiempo, mirando los verdes campos y bosques y disfrutando de la presencia del Señor. De la nada, se me ocurrió el pensamiento de que no estoy haciendo nada por el Señor.
"Señor", clamé, "no estoy logrando mucho por tu reino. Todo lo que hago es orar, recibir mensajes para dar sermones, e ir a la iglesia y predicar. Todo el mundo se va al infierno y no estoy haciendo nada por ti".
¿Se te han ocurrido cosas como esas? Haces todo lo que sabes para agradar al Señor y aun asi no te sientes santo. Sé que no me sentía santo. De hecho, casi nunca me siento santo. . . incluso en mis mejores tiempos. Incluso cuando estoy predicando bajo la unción del Espíritu Santo.
Te puedes preguntar: "¿Usted, hermano David? ¿A veces no siente que está haciendo mucho por Dios?" ¡Sí! El diablo llega y nos hace sentirnos indignos, insatisfechos, y perdemos nuestra paz al ceder a esos terribles sentimientos.
Escucha la oración de Pablo por nosotros: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).
Confía en su bondad. Cree en Su amor y misericordia, y no lo acuses de estar enojado o molesto contigo o de no hablar contigo. Que su paz habite en tu corazón y en toda tu vida.