CREYENDO UNA MENTIRA
Al mirar tu vida, ¿estás desanimado debido a expectativas fallidas? Es posible que hayas orado durante años, pero las cosas por las que le creíste a Dios no se han cumplido. El enemigo puede estar susurrando: “No has sido efectivo en absoluto; de hecho, tu vida no ha hecho ninguna diferencia en el mundo”.
Si estás soportando tales sentimientos, cobra ánimo, porque estás en buena compañía. Muchos grandes siervos de Dios a lo largo de la historia terminaron sintiendo que fallaron en su llamado. Cuando el profeta Elías miró su vida, se sintió tan fracasado que clamó: “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida” (1 Reyes 19:4). Él sintió como si todo lo que había hecho para el Señor había sido en vano.
El rey David se sintió tan abatido por lo que creía que era una unción desperdiciada en su vida, que quería volar como un pájaro hacia un lugar aislado: “¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría” (Salmos 55:6).
Incluso el gran apóstol Pablo tembló de miedo ante la idea de haber pasado su vida como un obrero inútil. Él escribió a los Gálatas: “Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros” (Gálatas 4:11).
Amado, el diablo te está mintiendo, diciendo que todo lo que has hecho es en vano. Sabemos por Isaías que el Señor conoce tu batalla porque él la peleó antes que tú. Pero Jesús nos mostró el camino para salir de tal desaliento con esta declaración: “Por demás he trabajado … pero mi causa está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios” (Isaías 49:4).
No escuches las mentiras del enemigo; en lugar de eso, descansa en el Espíritu Santo, creyendo que él cumplirá la obra de hacerte más como Cristo. Levántate y mantente firme en esta palabra: “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).