CUANDO LOS VIENTOS ESTÁN EN CONTRA NUESTRA
El apóstol Pablo tenía un propósito definido, una visión, una misión: la misión de Dios. Su determinación lo mantuvo siempre yendo hacia adelante. Él sabía que enfrentaría muchas dificultades, pero él enseñó que uno puede soportar mucho sufrimiento cuando su corazón está fijado en un propósito. Si tu corazón está enfocado en la comodidad, no puedes soportar el sufrimiento en absoluto.
Después de que Pablo había estado en el ministerio durante muchos años, él decidió: “No ha terminado. Tengo más por hacer. Hay algo ardiendo en mi corazón, una pasión en mi alma para proclamar el evangelio. Quiero ir a Roma”. Quería adentrarse en el epicentro mismo de su mundo con las buenas nuevas. Incluso hasta al propio César.
“Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia … los vientos eran contrarios” (Hechos 27:1, 4).
Pablo optó por navegar a pesar de las posibles dificultades, que comenzaron de inmediato. Los marineros se encontraron con un clima violento, y Pablo advirtió a los otros hombres en el barco que debían detener su viaje porque el desastre y la pérdida les aguardaban. Pero fue desestimado por los otros en la nave y el desastre ocurrió (ver Hechos 17:10-20). A pesar de que enfrentaron tempestades y tuvieron que aligerar la carga del barco, Pablo sabía que había escuchado claramente la voz de Dios y sabía que Dios le proveería de una forma de cumplir su meta. Pablo podría haber pensado las cosas y retrocedido, ¡pero él no iba a renunciar!
Es posible que tú hayas experimentado algo similar en tu propia vida. Sabes que escuchaste de Dios acerca de hacer algo por él y comenzaste tu viaje. Pero tan pronto como te tomas realmente en serio el levantar el nombre de Jesús y ganar almas, los vientos comienzan a impedirte de una manera dramática. ¡Satanás odia cuando ganamos almas! Puede que tengas que ir a la guerra contra muchos poderes de las tinieblas, pero vas a ganar tu batalla y verás a Jesús glorificado.