De Pie en Contra de los Carroñeros

David Wilkerson (1931-2011)

En Génesis 15, Dios hizo un glorioso acuerdo con Abraham. Él instruyó al patriarca a tomar una novilla, una cabra y un carnero y los cortara todos en dos. Entonces Abraham tomaría una tórtola y una paloma y las pondría en el suelo, cabeza con cabeza. Abraham hizo lo que se le ordenó; y mientras estas criaturas yacían sangrando, los buitres comenzaban a descender sobre los cadáveres.

¿Qué hizo Abraham cuando llegaron estas aves de rapiña? Las Escrituras dicen que los ahuyentaba. Este era un sacrificio sagrado que Abraham no permitiría que fuera profanado o desperdiciado para su Santo Señor. Asimismo, el Señor nos ha mostrado una manera de lidiar con los “buitres” o tentaciones y pensamientos vanos cuando se acercan sigilosamente a nuestros sacrificios espirituales.

Siempre que viene a mi mente alguna voz de duda o cuestionamiento de Dios, debo compararla con lo que yo sé acerca de mi amado Señor. Yo no puedo aceptar ningún pensamiento como verdadero, si se basa simplemente en lo que yo siento en el momento. Éstos deben ser comparados con las promesas que Jesús me hizo sobre sí mismo y sobre la victoria que él ganó para mí.

Si me vienen pensamientos acusadores, si me causan dudas y miedo, o si condenan o traen una sensación de rechazo, sé que no son de Dios. Todos debemos estar preparados para enfrentar tales pensamientos tan oscuros y atormentadores. Incluso el Señor Jesús estuvo sujeto a este tipo de ideas del enemigo durante su tentación en el desierto. Sin embargo, no debemos tener miedo de los ataques del diablo, porque Cristo nos ha dado poderosas armas espirituales de guerra.

Cuando los buitres se acerquen a ti, trayendo la contemplación de tu propia indignidad e inseguridad, ahuyéntalos con la Palabra de Dios. El sacrificio que el Señor te ha llevado a hacer le agrada; y él lo honrará.