Desalentados en Nuestros Propios Corazones
¿Estás cansado de vivir necesitado cuando todo lo que necesitarás para toda tu vida, ya ha sido provisto? Quizás tu enfoque está mal. Tiendes a detenerte en tus debilidades, tentaciones y fracasos pasados; y cuando miras dentro de tu propio corazón, lo que ves te desalienta.
El amor de Dios insiste en que dejemos de enfocarnos en nuestros fracasos y pecados y, en lugar de ello, nos enfoquemos en las riquezas que se nos ofrecen en Cristo. Debes poner tu ojos en Jesús, el autor y consumador de tu fe (ver Hebreos 12:2). Cuando Satanás viene y señala debilidad en tu corazón, tienes todo el derecho de responder: “¡Mi Dios ya lo sabe todo y aun así me ama! Él me ha dado todo lo que necesito para obtener y mantener la victoria. En lo que a él respecta, ¡está consumado!”
Dios te está instando: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Recuérdale a Dios que fue idea suya que tú vinieras a él. Toma la Palabra de Dios y di con fe: “Señor Jesús, inúndame de tu paz porque tú has dicho que es mía. Declaro descanso para mi alma”.
Tú no puedes resolver esto por ti mismo. No puedes cantar ni alabar para obtenerlo. No, esto proviene de estar arraigado y fundamentado en una revelación del amor de Dios por ti. Esto no viene en un sentimiento, sino de la Palabra que él mismo ha dicho: “En casa de mi padre tienen abundancia de pan” (Lucas 15:17).
Si le pides al Espíritu Santo en este momento que te ayude a apropiarte de esta verdad, a arraigarte y establecerte en ella, los días que vendrán serán los mejores que hayas tenido. ¡Puedes ir a tu Padre amoroso y pedir todo lo que es tuyo!