¿Dónde Está la Sabiduría?
“Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni se halla en la tierra de los vivientes” (Job 28:12-13).
A menudo olvido cuán grande es Dios y cuán pequeño y finito es mi entendimiento de él. Todopoderoso y eterno, habita en cada rincón del universo. Él nos dio nuestro primer aliento y estará a nuestro lado cuando tomemos el último.
Mientras reflexiono sobre la grandeza de Dios, mi fe se expande exponencialmente. Mis limitaciones, colocadas junto a su omnipotencia, me impulsan a buscarlo con nueva energía, nueva intensidad. Deseo no sólo su mano de ayuda, sino que busco su rostro. Quiero conocerlo, entender lo que él intenta decirme. Quiero mirar más allá de lo obvio y ver la obra invisible del Espíritu – en mi vida y en la tierra.
¡Cuán fácilmente reducimos nuestra fe a lo que podemos ver! Señor, escóltame a tu mundo, a tus pensamientos, a tu perspectiva. Impárteme la confianza en ti que yo anhelo, confianza en que tú tienes el control y que yo estoy en tus manos. Ayúdame a crear un ambiente interior donde florezcan la sabiduría y la fe. Mi deseo es conocerte, Señor, y escuchar tu voz, estar plenamente en sintonía con ella. Es dejar atrás mi pecado y mi fracaso y vivir una vida que te agrade.
Sabiduría, ¿quién puede encontrarla? ¿dónde?
El abismo dice: "No está en mí".
El mar dice: "No está conmigo".
No se puede conseguir con oro
Tampoco se puede pesar plata por el precio de éste.
No se puede valorar como ónice precioso o… zafiro.
No se puede cambiar por joyas, ni qué decir del coral o las perlas.
Pues el precio de la sabiduría está por encima de los rubíes.
Entonces, ¿de dónde viene la sabiduría?
¿Dónde está el lugar de la comprensión?
Dios entiende y él conoce su lugar.
El que ve debajo de todo el cielo,
¿Quién mide el peso del viento?
Le dice a la humanidad,
"Miren, el temor del Señor, eso es sabiduría.
Apartarse del mal, eso es comprensión.
El temor del Señor es el comienzo de toda sabiduría.
El que quiera tener sabiduría,
Que, en amor, tema a Dios y abandone sus pecados”.