¿Es la Oración una Carga?
Quizás la oración sea una carga para ti. ¿Te aburre la oración? ¿Es más un deber que un placer?
Muy pocos cristianos entran a la presencia de Dios con deleite, simplemente por el placer de su compañía. Algunos lo consideran sólo un trabajo. Cuando tenemos comunión con un ser querido aquí en la tierra, ¿lo consideramos trabajo? ¡No, es un placer para nosotros! Si estás felizmente casado, no consideras que los momentos de intimidad con tu cónyuge sean trabajo.
Cristo compara su relación con su pueblo con la de marido y mujer, y la Biblia dice que Jesús se deleita en nosotros. El hecho es que el placer de un marido al disfrutar de la intimidad no es simplemente la satisfacción de sus propias necesidades. No, su verdadero placer está en el gozo de saber que su esposa comparte su deleite. Él dice en su corazón: “Ella realmente quiere estar conmigo. Yo soy el primero en su corazón; soy todo para ella”.
Sabemos que el Señor se deleita en su pueblo. David dijo: “Me libró, porque se agradó de mí” (Salmos 18:19). Las Escrituras nos dan una imagen del Señor y de su exuberante deleite en nosotros.
¿Nos deleitamos en él? La Biblia nos dice: “Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4). Deleitarse en el Señor no significa simplemente estar feliz en su presencia.
Le pregunté al Señor qué significa la palabra “deleite”, y él respondió: “David, deleitarse en mí significa simplemente poder decir: ‘Preferiría estar con Jesús que con cualquier otra persona en la tierra. Prefiero su compañía a la de mi cónyuge, familia o amigos. La prefiero por encima de todas las celebridades, de los líderes mundiales, incluso de los grandes hombres y mujeres de Dios. Él es mi deleite’”.
También significa poder decir: “Anhelo estar encerrado con Jesús porque él es el único que puede satisfacerme. Todos los demás me dejan vacío e insatisfecho. Nadie más que Jesús puede satisfacer mis necesidades más profundas, y corro hacia Él tan a menudo como puedo”.