Cuanto mayor sea la suspicacia o el escepticismo que exista en un mensaje, más importante será la confianza en el mensajero. Uno solo puede compartir tanta verdad con alguien como la fuerza de tu relación lo permita. Nadie con un poco de sabiduría intentará conducir un camión que pesa 2000 kilos a través de un puente con una capacidad máxima de 500 kilos. Desafortunadamente, veo a personas bien intencionadas casi todos los días tratando de conducir 2000 kilos de verdad a través de un puente relacional cuya capacidad es de 500 kilos.
Yo creo que la iglesia tiene mucha verdad para compartir con la sociedad; sin embargo, a menudo olvidamos que la verdad se comunica mejor dentro de una atmósfera de confianza. De lo contrario, estamos hablando, pero nadie está escuchando. Este enfoque puede hacer que el orador se sienta bien consigo mismo, pero tendrá poca o ninguna influencia positiva en su audiencia prevista.
Una de las cosas potencialmente más polarizadoras que Jesús dijo fue: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis… Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:2-3, 6). ¿Creo esto? Absolutamente. He construido toda mi vida adulta sobre esta verdad. Sin embargo, creo que es beneficioso para nosotros recordar que Jesús no declaró esta verdad desde la cima de la montaña cuando dio el Sermón del Monte o en la llanura mientras alimentaba a la multitud. Él proclamó esta verdad a sus discípulos en un entorno de grupo pequeño.
Entonces, ¿no hay lugar para la declaración pública de la verdad? Por supuesto que lo hay; pero en mi opinión, el contenido de nuestra proclamación pública debe contener la centralidad del evangelio, no lo que es controversial o tiene que ver con la conducta. Ese contenido es importante, pero debe compartirse cara a cara en un contexto de discipulado.
El contenido adecuado compartido en el momento adecuado y en el contexto adecuado tiene el potencial de generar confianza y cambiar vidas. El contenido adecuado compartido en el contexto o momento inadecuado no solo será ignorado, sino que incluso puede inmunizar al oyente contra la verdad importante que se comparte.