¿Practicando Desinteresadamente el Cuidado Personal?
El cuidado personal, mental y espiritual es un tema candente. En Instagram, el hashtag: "ámate a ti mismo" se ha utilizado alrededor de 42 millones de veces. Sin embargo, en la cultura moderna, el cuidado personal está ligado a una mentalidad de “yo”. ¿Existe entonces algo así como el amor propio bíblico? ¿Pueden los cristianos practicar el cuidado personal desinteresadamente?
¡La respuesta es un sí rotundo!" Cuando una nueva palabra de moda como "concientización" (técnicas de cuidado personal) surge en la cultura, pensamos que es una idea nueva. Sin embargo, el verdadero cuidado personal bíblico se aborda y ejemplifica a lo largo del Nuevo Testamento. El enfoque difiere del de las religiones orientales en que el enfoque está centrado en Dios, no centrado en uno mismo.
Romanos 12:2 es una escritura central sobre la concientización. Pablo escribe: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
Ahí está. Si quieres estar saludable, comienza por poner tu atención en agradar a Dios. En tu oración y meditación diaria, pregúntale: "¿Qué es lo que realmente importa aquí?" A medida que tu mente y espíritu se alinean con el Espíritu Santo, puedes ver lo que importa: pasar tiempo con Dios, servir a los demás con compasión, estar presente con sus seres queridos y ser generoso con tu tiempo y atención, crear un hogar pacífico y positivo y abordar los desafíos con la mente y dirección del Espíritu Santo. Lo que sea importante para tu vida, Dios lo revelará.
Cuando tenemos la mente de Cristo, el Espíritu Santo obra con entusiasmo en armonía con nosotros. En la oración y la meditación, mi fe y creatividad comienzan a fluir. Los frutos del Espíritu son más emergentes. Soy menos crítico y más paciente. Al volver a centrar mis pensamientos en él a lo largo del día, estoy preparado para luchar contra los enemigos gemelos de la autocrítica y de complacer a la gente. Lo más importante, puedo ver lo invisible, la sabiduría del Espíritu Santo obrando de manera milagrosa.
Jesús mismo entendió el poder del tiempo devocional, a menudo retirándose de las multitudes y el ruido para orar. Él sabía que la mayor parte de la acción de la vida tiene lugar en la quietud del hombre interior y que la salud espiritual y mental son fundamentales. Si somos débiles y enfermos, no podemos ministrar o cuidar a los demás de manera efectiva.
Ancla tu mente en el Espíritu Santo, y “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).