¿Qué es la Búsqueda de Dios?
Cuanto más busco a Dios, cuanto más me sumerjo en conocer su naturaleza y carácter, más transforma mi vida. Su gloria se realza en mi vida cada vez que lo busco. Este no es un evento único; más bien, es cada momento de cada día. Un miembro de mi personal lo expresó recientemente de esta manera: “Caminar con Dios es una búsqueda diaria, incesante y de por vida de Él”.
Esto es lo que me gusta llamar teología vivificante. No es teología de ratón de biblioteca ni doctrina sin vida. Más bien, busca conocer las partes ocultas de la naturaleza de Dios; es el corazón que dice: “¿Quién eres, Dios? Quiero conocer más".
Cuando piensas en una mina de oro, ¿qué te viene a la mente? ¿Una imagen de mineros con cascos operando maquinaria en las profundidades del subsuelo? ¿Un primer plano de la veta reluciente de la roca, como en las películas? En realidad, el proceso es mucho más complejo y la extracción real es solo un paso. Hay una extensa exploración y desarrollo, prospecciones preliminares, pruebas geoquímicas, análisis de muestras, mapeo estructural, perforación… es una lista larga.
En nuestro viaje para conocer más de Dios, a veces queremos ir directamente a la veta madre, pero la riqueza está en el proceso. Sin duda, la muerte de Jesucristo en la cruz y la resurrección nos garantizan acceso directo al trono de la gracia y a Dios mismo en cualquier momento. Sin embargo, ese lugar santo de su presencia es sólo la entrada, el punto de partida de un gran viaje espiritual hacia su corazón y su mente. La búsqueda está llena de exploración y desarrollo, pruebas y análisis. Cada paso revela más de él, moldea nuestro carácter, madura nuestro espíritu y fortalece nuestra fe.
El escritor Jon Bloom de “Deseando a Dios”, dice sobre la Palabra: “Lo maravilloso de esta mina es que a menudo encontramos tesoros en lugares inesperados. A Dios le encanta entrelazar y superponer riquezas reveladoras en lo que al principio parece una narrativa histórica bastante sencilla”. Cuando vemos la vida a través de los ojos de Dios, nuestra visión de la vida que alguna vez fue limitada se amplía con nuevas ideas y posibilidades.
En 1 Corintios leemos: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9). Pídele hoy al Señor que abra tu imaginación, que te muestre cómo vivir en la maravilla y la aventura de conocerlo.