¿Qué es la Verdad y el Amor?
Hoy vivimos en una cultura que tiene una visión muy distorsionada del amor y la verdad, y eso se ha extendido a gran parte de la iglesia evangélica. No me refiero necesariamente a aquellos que se han apartado por completo de la fe. Muchos de estos creyentes siguen siendo evangélicos en sus declaraciones de fe, pero han comenzado a aprobar el homosexualismo y a celebrar el aborto. Muchos de ellos han adoptado inadvertidamente las definiciones del mundo del amor y la verdad.
¿Qué son la verdad y el amor? Son dos conceptos bíblicos muy importantes que debemos tener bien claros, basándonos en lo que la Biblia dice que significan. La idea de atacar la verdad y pervertir la idea del amor no es nada nuevo en la historia humana. Incluso en el primer siglo, Pilato le dijo a Jesús: “¿Qué es la verdad?” (ver Juan 18:38). Hoy en día, la gente declara que no existe una verdad absoluta y que debemos encontrar nuestras propias verdades.
Isaías declaró: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).
Estos ataques a la verdad y al amor son en realidad ataques a Dios mismo, porque Dios es amor; Dios es verdad. Estos son atributos de carácter que están definidos por la naturaleza de Dios. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto” (Juan 14:6-7). Sin embargo, no podemos amar realmente a alguien o algo si ignoramos la verdad. Si nuestro amor no se basa en la verdad de la Biblia y en el carácter divino y santo de Dios, no es realmente amor.
La verdad de Dios no es sólo el conocimiento que tenemos acerca de él. Hay personas no regeneradas que tienen un gran conocimiento de las Escrituras y de Jesús. Sin embargo, cuando la verdad de Dios viene a vivir dentro de nosotros a través de su Espíritu Santo, ésta nos cambia. Si la verdad de Dios ha transformado nuestros corazones, ésta permanecerá con nosotros para siempre.
La verdad es una persona y su nombre es Jesús. Nuestra relación con él lo cambia todo y nos permite amar a los demás de manera genuina.