¿Qué es la Verdadera Compasión?

Carter Conlon

La palabra "compasión" significa simpatía, lástima, un movimiento interior o anhelo que mueve a uno a hacer algo con respecto a una situación. Desafortunadamente, a veces la compasión no es la razón fundamental por la cual las personas se mueven hacia las montañas de la necesidad humana. En cambio, nuestro motivo puede ser probar un punto teológico o incluso una obligación interna de probar la existencia de Dios para nosotros mismos, si no para nadie más. Otras veces puede ser un intento de ganar el favor de Dios. Luego están aquellos que asisten a iglesias que los hacen sentir obligados a involucrarse en sus programas sociales.

No sé tú, pero yo prefiero estar lleno de la compasión de Dios. Prefiero dar porque mi corazón es movido por el Espíritu Santo para ayudar al necesitado. Prefiero moverme en la compasión de Cristo en lugar de la compulsión de la religión. Hay una diferencia.

Doy gracias a Dios que no fue por obligación sino por compasión que Jesús dio su vida por ti y por mí. Estoy agradecido de que la cruz no fue solo una base de prueba legal para que él dijera: “Voy a hacer mi parte; ahora debes hacer la tuya. No, fue la compasión absoluta de Jesús la que hizo que sus brazos se abrieran de par en par a “todo el que quiera venir” y recibir la provisión de su vida. La provisión de la vida de Cristo estuvo abierta para nosotros a través de un Salvador compasivo, y siempre estará abierta al mundo a través de la Iglesia que ha abrazado su corazón de compasión por su generación. Como dice la Escritura: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Colosenses 3:12).

La compasión es un mover interior del corazón, nacido de Dios, que nos impulsa a clamar: “Señor, debes obrar, a través de mis manos, lo que sea necesario en esta situación. No es correcto que tu creación esté en tal estado. No es justo que tus hijos pasen hambre, que la casa de Dios esté en esclavitud, que alguien no conozca la libertad que Cristo ha comprado plenamente para ellos en el Calvario. ¡Dios Todopoderoso, libérala a través de mis manos!”