¿Tiene Dios las Respuestas?
Cualquier creyente que desee agradar a Dios con su vida de oración tendrá que resolver esta pregunta: “¿Tiene Dios todo lo que necesito? ¿O tengo que ir a otro lugar para obtener mi respuesta?
Esta parece ser una pregunta simple, que ni siquiera debería ser necesaria. La mayoría de los cristianos responderían inmediatamente: "Sí, por supuesto que creo que Dios tiene todo lo que necesito". Sin embargo, el hecho es que muchos no están del todo convencidos. Decimos que lo creemos. Cantamos himnos y predicamos sobre ello. Sin embargo, cuando llega una crisis y Dios no parece responder, realmente no creemos que él tenga lo que necesitamos.
Pablo afirma: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19). El Señor tiene un almacén de abundancia para saciar todas nuestras necesidades.
¿Por qué la mujer atribulada de la parábola de Jesús seguía molestando al juez injusto, pidiéndole justicia? Era porque sabía que sólo él tenía el poder y la autoridad para resolver su problema. No podía acudir a nadie más (ver Lucas 18:1-8). Oh, si tan sólo tuviéramos ese conocimiento interno de que sólo Dios tiene todo lo que necesitamos, nunca recurriríamos en vano a ninguna otra fuente. El Señor es un juez justo y santo, y tiene toda la sabiduría, poder y autoridad para resolver cualquier problema que enfrentemos.
Dios pasó cuarenta años tratando de convencer a Israel de que nunca les faltaría nada, que él sería su fuente y suministro constante. “Pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus manos; él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado” (Deuteronomio 2:7). Dios estaba diciendo: “Para mí no hay necesidad ni escasez. Yo tengo todo lo que necesitarás”.
“Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra… ni te faltará nada en ella… que comas y te sacies” (Deuteronomio 8:7,9,12).
¡Hoy, el Señor nos ha traído a nuestra Tierra Prometida en Cristo! Jesús es para nosotros un lugar permanente donde nunca falta nada. Representa la plenitud de la divinidad corporal.