¿Una Diferencia entre Sanidades y Milagros?

Gary Wilkerson

Pablo escribió a la iglesia de Corinto: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo… a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:4-7). Hay nueve dones del Espíritu, pero últimamente me he centrado en dos de ellos: milagros y sanidades.
 
Un milagro es una obra instantánea de Dios. Una de las definiciones griegas es literalmente “para que el hombre de Dios sea establecido”. Ocurre una señal, un milagro. Jesús hizo estupendos milagros tan asombrosos que dos mil años después nos quedamos maravillados al leer sobre ellos. Los discípulos también realizaron milagros; según lo permitía el Espíritu Santo, el don de los milagros sirvió para hacer avanzar el evangelio a través de ellos y hacer crecer la joven iglesia. Incluso hoy vemos milagros realizados por un Dios santo que obra poderosamente en los asuntos de hombres y mujeres. No hay duda de ello, todo tipo de milagros ocurren en todo el mundo en respuesta a la obediencia de la gente a la palabra de Dios.
 
La curación, por otra parte, implica proceso. Una de las muchas palabras griegas para “sanidad” es therapeuo, que significa “terapia”, “cura” o “medicina”. Por lo tanto, no es retórica religiosa decir: “Está bien, acaban de orar por mí; estoy sano en el nombre de Jesús”, incluso si todavía manifiestas síntomas. Recibiste sanidad, pero puede llevar semanas, meses o años. Yo he experimentado esto. He vistos milagros rotundos de sanación divina con rayos X de antes y después para demostrarlos. Sin embargo, hay otras ocasiones en las que Dios me ha hecho cooperar con él en el proceso de sanidad. Esto suele involucrar al cuerpo, la mente y el espíritu.
 
¿Es curativo empezar a cambiar su dieta, dormir más y deshacerse de hábitos poco saludables? ¿Aprovechar los notables avances médicos para combatir las enfermedades es parte del proceso de sanidad? ¿Es sanador cuando dedicas tiempo y esfuerzo concentrados a Dios para ajustar tu actitud, reparar una relación y restablecer el equilibrio en tu vida? ¡Sí! ¿Quiénes somos para limitar los métodos de Dios? El elemento clave es que cuando oramos, trabajamos en colaboración con él.
 
Tenemos la promesa de Dios de que él obra todas las cosas para nuestro bien. Él escucha el clamor de cada corazón y usará milagros, sanidades y todo buen don para cumplir su voluntad en nuestras vidas.