Él Edifica su Iglesia a través de la Vida
Déjame decirte cómo Dios trae personas a su casa, les habla y las salva. Lo hace a través de la vida. El Señor edifica su iglesia a través de los testimonios de luz que resplandecen de aquellos que lo aman. Él puede hacer esto, no porque estos siervos usen los métodos correctos sino porque viven la vida.
La vida de Cristo produce luz en los hogares, barrios, ciudades y lugares de trabajo. ¿Cómo se obtiene esta vida? Ésta desciende a cada santo que vive más allá del reproche, como ejemplos de la misericordia de Dios. Estos servidores tratan a los demás con honestidad y sin egoísmo, sin ninguna parte oscura en ellos. Llevan vidas totalmente dedicadas a Jesús. Pablo habló del siervo: “Conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas” (Romanos 2:18-19).
Permítanme darles un ejemplo de tal luz. El director general de una empresa de Nueva York llamó a la iglesia Times Square. El pastor Neil tomó la llamada. El director ejecutivo le contó al pastor Neil acerca de dos mujeres de nuestra iglesia que trabajan para él. Dijo que no eran como los demás en su oficina. Estas dos mujeres siempre eran corteses, sonrientes, serviciales con los demás, nunca se quejaban ni murmuraban. “Hay algo diferente en ellas”, dijo. “Me gustaría reunirme con usted para averiguar cuál es la diferencia”.
Estas mujeres eran candelabros celestiales, colocados en sus trabajos por Jesús. Iluminaban todo el lugar de trabajo. ¿Cómo? Tenían la vida de Cristo en ellas. Su jefe lo reconoció como algo más allá de lo que este mundo tiene para ofrecer.
Ese director general era judío. ¿Crees que él habría respondido a una invitación a una reunión de avivamiento? ¿Habría leído un conjunto de materiales producido por una iglesia? No, lo habría arrojado todo en el "Archivo 13" y nunca más lo habría vuelto a mirar. Este hombre respondía a una luz nacida de vidas escondidas en Cristo y siendo vivida diariamente por dos mujeres humildes.
Solo podemos llevar luz a nuestras comunidades cuando nosotros mismos estamos llenos de la vida de Cristo. Tenemos que vivir el mensaje que traemos, si vamos a predicarlo con algún poder. Dios nos ayude a recordar que la luz brilla en las pequeñas cosas de la vida.