Llegando a la Victoria de Dios
Jueces 7:1 nos dice que Gedeón y sus 32.000 hombres estaban a punto de ir a la guerra contra los madianitas que tenían más de 100.000 soldados. Esas no son buenas probabilidades.
Dios dijo a Gedeón y a sus hombres: “Si alguno de vosotros está cansado, angustiado, desanimado, temeroso o tímido, quiero que se vaya a su casa” (ver Jueces 7:3).
Vemos que se fueron 22.000 y quedaron 10.000, y el Señor le dijo a Gedeón: “Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya este contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá” (Jueces 7:4).
¡En ese momento, Dios redujo el ejército de Gedeón a 300 contra 100.000!
“Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo” (Jueces 8:4). A altas horas de la noche, cuando sólo quedaban 300 soldados, Gedeón fue al campamento de los madianitas y escuchó a dos soldados madianitas hablando. Un soldado dijo al otro: “He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó. Y su compañero respondió y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón…” (Jueces 7:13-14).
Lo que escuchó animó tanto el alma de Gedeón que comenzó a creer que él podía ganar esta batalla. ¿Cuál es su respuesta? “Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró” (Jueces 7:15).
¡Gedeón comenzó a adorar! El objetivo de Dios al llevarnos a un lugar de victoria en medio de nuestra lucha, en medio de nuestro dolor, es hacer que exaltemos y adoremos a Jesucristo. Dios no busca sólo la victoria en tu vida, ayudarte en tus finanzas, ayudarte a encontrar un trabajo, ayudarte con tu matrimonio. Él te ayudará con todas esas cosas, por supuesto, pero lo que Dios realmente quiere es un pueblo que lo adore.