Ayudando a Otros en Necesidad

David Wilkerson (1931-2011)

No deberíamos tener que viajar más allá de nuestro propio vecindario para tener el mayor tipo de avivamiento imaginable.

Dios dice que, si compartimos nuestro pan con los hambrientos, acogemos a los pobres en nuestra casa, cubrimos a los desnudos y entregamos nuestras propias almas a los hambrientos y a los que sufren, entonces él nos guiará y nos proveerá continuamente. Seremos como un huerto de riego y como un manantial cuyas aguas nunca faltan (ver Isaías 58:10-11).

Dios nos dice que nos enfoquemos en ayudar a los demás. Él nos responderá y nos guiará cuando nos acerquemos a los pobres y a los que sufren. Seremos una fuente de vida para los demás y nuestras bendiciones nunca faltarán.

Si no te sientes cómodo con esta enseñanza del Antiguo Testamento, escucha lo que Jesús dijo en el Nuevo Testamento: “Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:42-46).

“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17).

¿Te encuentras diciendo: “Me gustaría ser compasivo, ayudar a los necesitados”? ¿Cómo puedo lograr un cambio? Solo puedo decirte que Dios responderá esta oración.

Ora así: “Señor, veo todas las necesidades humanas que me rodean. Sé que el único Jesús que mi ciudad podrá ver es el que verá a través de mí y de mi iglesia. Dios, tendrás que dirigirme. Estoy listo con mi billetera, mi casa, mi tiempo, así que muéstrame a dónde ir, Señor”. Ora y ten la seguridad de que Dios traerá esas necesidades a tu puerta.