Caminando en la Gloria
Una cosa que puede ayudarnos a seguir adelante en los tiempos difíciles que se avecinan es la comprensión de la gloria de Dios. Esto puede parecer un alto concepto que es mejor dejar a los teólogos, pero estoy convencido de que el tema de la gloria de Dios tiene un valor muy real para todo verdadero creyente. Al tomarlo, abrimos la puerta a una vida victoriosa.
La gloria de Dios es una revelación de la naturaleza y el ser de nuestro Señor. Tal vez recuerdas del Antiguo Testamento que Moisés vio literalmente la gloria de Dios. Antes de eso, el Señor había enviado a Moisés sin más explicación de sí mismo que las palabras "YO SOY". Moisés quería saber algo más de Dios, así que le suplicó: "Señor, muéstrame tu gloria”.
Dios respondió llevando a Moisés a un lado y poniéndolo en la hendidura de una roca. Las Escrituras dicen que se reveló a Moisés en toda su gloria (ver Éxodo 34:6–7).
Creo que este pasaje es esencial para nuestra comprensión de quién es nuestro Señor. La revelación de la gloria de Dios tiene efectos poderosos en quienes la reciben y oran para entenderla. Hasta este punto, Moisés había visto al Señor como un Dios de ley e ira. Temblaba de terror en la presencia del Señor, le suplicaba, le clamaba, le rogaba en favor de Israel. Esta había sido la base de su relación cara a cara con el Señor.
Al primer vistazo de la gloria de Dios, Moisés fue movido a adorar. “Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró” (Éxodo 34:8). ¿Ves la increíble verdad que las Escrituras nos muestran aquí? La verdadera adoración surge de corazones que son vencidos por una visión de Dios. Se basa en la revelación que Dios nos da de sí mismo, su bondad, su misericordia, su disposición a perdonar. Si vamos a alabar a Dios tanto en espíritu como en verdad, nuestra adoración debe basarse en esta asombrosa verdad sobre él.
Una vez que recibimos una revelación de la gloria de Dios, nuestra adoración no puede evitar cambiar. ¿Por qué? ¡Ver su gloria cambia la forma en que vivimos! Afecta nuestro semblante y comportamiento, cambiándonos de “gloria en gloria”, haciéndonos más como él. Cada nueva revelación de su amor y misericordia trae un cambio sobrenatural.