Como una Madre Ama a su Hijo
El Padre te ama; es en este punto que multitudes de creyentes le fallan a Dios. Están dispuestos a ser convencidos de pecado y fracaso una y otra vez, pero no permitirán que el Espíritu Santo los inunde con el amor del Padre.
Al legalista le encanta vivir bajo convicción de pecado. Nunca entendió el amor de Dios ni permitió que el Espíritu Santo ministre ese amor en su alma.
Isaías le estaba escribiendo a un pueblo de Dios, terco, a quien él dice que “siguió rebelde por el camino de su corazón” (Isaías 57:17). A pesar de esto, Isaías describió a Dios diciendo: “Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo” (Isaías 66:13).
El profeta Isaías tomó una de las imágenes más altas posibles entre los hombres, la del amor de una madre por su hijo, y nos muestra algo del amor que nuestro Padre nos tiene. Una madre de nuestra iglesia se toma un día entero para visitar a su hijo en una prisión del norte del estado. Ella se sube a un autobús y viaja durante horas solo para verlo un rato. Una madre así mirará a su hijo con ese uniforme monótono y verá la agonía en sus ojos; y en cada viaje morirá un poco más por dentro, pero nunca se rinde con él. Sigue siendo su hijo.
He enseñado que la persona justa, el verdadero amante de Jesús, ama la reprensión. Él aprende a dar la bienvenida a que el Espíritu Santo exponga sus áreas ocultas de pecado e incredulidad porque cuanto más lidia con el pecado, más feliz y libre se vuelve. Sin embargo, la actitud que veo en muchos cristianos es: “Sigue juzgándome, Señor. ¡Convénceme de pecado, repréndeme!" Esto no es lo mismo que una verdadera convicción de pecado.
Por ejemplo, veo esto en muchas respuestas a los mensajes de mi boletín. Cuando escribo un mensaje que resuena con juicio, obtengo respuestas de aprobación abrumadora. Cuando hablo de la dulzura y el amor de Jesús, recibo cartas que dicen: "Ya no estás predicando la verdad". Es como si estas personas estuvieran diciendo: "Si no estás reprendiendo, lo que estás diciendo no puede ser el evangelio". Tales creyentes nunca han entrado en la gran misión de amor del Espíritu Santo.
Ésta es un área en la que tú debes aprender a caminar en el Espíritu y no en los sentimientos.