Confía en Él como Tu Padre Amoroso
Cuando era joven, mi padre terrenal me reprendía con cariño cada vez que me portaba mal. Sin embargo, cada vez que me disciplinaba, me abrazaba después. Por mucho que yo no quisiera abrazarlo, nunca olvidaré el momento en que yo ponía mi cabeza sobre su hombro y derramaba mis lágrimas. Siempre me decía: “Te amo, David. Dios tiene su mano sobre ti y no voy a permitir que el diablo te tenga”.
De la misma manera, en la segunda carta de Pablo a los corintios, escuchamos una reprensión amorosa de nuestro Padre celestial, quien nos advierte que nos alejemos lo más posible del pecado y del mundo y que huyamos del mal.
“Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:17-18).
Dios nos dice: “He elegido ser tu Padre y no compartiré mi papel con el diablo. Si vas a mezclarte con el mundo o aferrarte a algo inmundo en tu vida, tu comunión no funcionará. Si voy a ser tu único Padre, debes abandonar el mundo y sus placeres y dejar tu pecado. No puedes mantener nada inmundo en tu vida”.
Él dice, además: “Quiero conducirte y guiarte. Quiero favorecerte como sólo yo puedo favorecer a mis hijos. Por lo tanto, no permitiré que vengas a mí con manos que hayan tocado algo impuro. Apártate de todo eso y te recibiré como hijo e hija. ¡Yo anhelo ser un Padre para ti!”
Si quieres seguir a Jesús, no vengas a él a medias. Sal del mundo por completo. Tu Padre dice: “Si confías en mí como tu Padre para liberarte, enviaré al Espíritu Santo y te daré poder y autoridad. Te daré esperanza mientras estés en la lucha y te sacaré adelante”.