Confiando en el Dios que Liberta
Pablo era a menudo acosado por poderes demoníacos. En un caso particular, estaba predicando en la isla de Pafos cuando los demonios intentaron interferir: “Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero… les resistía el mago… procurando apartar de la fe al procónsul” (Hechos 13:6-8).
Este era el diablo enfrentándose a Pablo, pero el Espíritu Santo brotó dentro del apóstol: “Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor” (Hechos 13:9-12).
No es suficiente estar afligido por los intentos de Satanás de hostigarte. Cuando tomes autoridad y ordenes a los demonios que huyan, Satanás te atacará con todo lo que tenga en su arsenal.
Otro caso de esto en la vida de Pablo fue después de haber echado los demonios de la niña poseída en Hechos 16:16-18. Satanás enfureció a la multitud contra Pablo y Silas; y de pronto se encontraron en una terrible crisis. Los magistrados de la ciudad los azotaron y los metieron en la cárcel. Si vamos a caminar en el Espíritu, debemos creer que Dios nos dará una liberación sobrenatural de toda esclavitud de Satanás. Eso es exactamente lo que hizo Pablo y Dios respondió. “Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (Hechos 16:26).
Satanás tratará de traer sobre ti la tentación o prueba más terrible que hayas enfrentado. Él quiere que te atasques en la culpa, la condena o el autoexamen. Querido santo, tienes que levantarte en todo el poder del Espíritu. Confía en Dios y él se encargará de tu liberación.